1 Corintios 10:23-33

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1 Corintios 10:23-33 Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

En este pasaje, el apóstol Pablo nos ofrece una guía clara sobre cómo vivir de manera que glorifique a Dios en todas las áreas de nuestra vida. Aunque tenemos libertad en Cristo, esa libertad no debe ser usada egoístamente, sino con amor y responsabilidad.

Vivimos en una sociedad donde la frase “yo hago lo que quiero” es común. Sin embargo, Pablo nos recuerda que no todo lo que es permitido es provechoso, y que nuestras decisiones deben edificar a los demás. Este estudio nos ayudará a entender cómo aplicar este principio en nuestra vida diaria.

Punto 1: La diferencia entre lo permitido y lo provechoso

Versículo clave: «Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.» (1 Corintios 10:23)

Versículo relacionado: «No uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.» (Gálatas 5:13)

Explicación: Pablo nos dice que aunque ciertas cosas no sean pecado, no necesariamente nos edifican o nos ayudan a crecer espiritualmente. No debemos medir nuestras acciones solo por lo que es permitido, sino por lo que es beneficioso para nosotros y para los demás.

Aplicación práctica: Antes de tomar una decisión, pregúntate: ¿Esto me acerca a Dios? ¿Edifica a otros? Por ejemplo, aunque ver cierto contenido en redes sociales no sea «pecado», si alimenta pensamientos negativos o improductivos, ¿realmente conviene?

Punto 2: Buscar el bien de los demás antes que el propio

Versículo clave: «Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.» (1 Corintios 10:24)

Versículo relacionado: «Nadie tenga en alto concepto de sí más de lo que debe tener.» (Romanos 12:3)

Explicación: En lugar de centrarnos solo en nuestras propias libertades y deseos, Pablo nos llama a pensar en los demás. Nuestra vida cristiana no es solo sobre lo que podemos o no hacer, sino sobre cómo nuestras acciones afectan a quienes nos rodean.

Aplicación práctica: Si bien tengo derecho a ciertas cosas, debo considerar cómo impactan a otros. Por ejemplo, si mi comportamiento hace tropezar a alguien en su fe, es mejor evitarlo. Vivir con una mentalidad de servicio refleja el amor de Cristo.

Punto 3: La libertad en Cristo no debe ser motivo de tropiezo

Versículo clave: «Si algún incrédulo os invita y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia.» (1 Corintios 10:27)

Versículo relacionado: «Si pues tu hermano se entristece por causa de la comida, ya no andas conforme al amor.» (Romanos 14:15)

Explicación: Pablo explica que los cristianos tienen libertad para participar en diversas actividades sin temor, siempre y cuando no afecte la conciencia de los demás. Sin embargo, si una acción puede hacer que alguien peque o se aleje de Dios, debemos reconsiderarla.

Aplicación práctica: Si asisto a un evento donde mi participación puede ser malinterpretada o dañar la conciencia de otro creyente, debo actuar con sabiduría. No se trata de legalismo, sino de amor.

Punto 4: Hacer todo para la gloria de Dios

Versículo clave: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.» (1 Corintios 10:31)


Versículo relacionado: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.» (Romanos 12:2)

Explicación: Este principio resume la enseñanza de Pablo: todo lo que hacemos debe reflejar a Dios. Comer, beber, trabajar, hablar o cualquier actividad cotidiana debe honrar su nombre.

Aplicación práctica: Preguntémonos: ¿Estoy glorificando a Dios en mi trabajo, en mis relaciones y en mi forma de hablar? La vida cristiana no se trata solo de evitar el pecado, sino de reflejar la gloria de Dios en todo.

Punto 5: No ser de tropiezo y buscar salvar a otros

Versículo clave: «No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios.» (1 Corintios 10:32)

Versículo relacionado: «El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.» (Lucas 19:10)

Explicación: Pablo concluye diciendo que nuestra meta debe ser vivir de una manera que no haga tropezar a otros y que ayude a llevar a más personas a Cristo.

Aplicación práctica: Nuestro testimonio habla más fuerte que nuestras palabras. Si queremos impactar a otros para Cristo, nuestras acciones deben ser coherentes con nuestra fe.

Conclusión

Nuestra libertad en Cristo no significa que podemos hacer todo sin consecuencias. Más bien, somos llamados a vivir con amor y responsabilidad, buscando siempre glorificar a Dios y edificar a los demás. Antes de actuar, debemos preguntarnos: ¿Esto edifica? ¿Ayuda a otros? ¿Glorifica a Dios?

Dios nos ha dado libertad, pero con ella viene una gran responsabilidad. No se trata de reglas, sino de amor. Cuando vivimos pensando en el bien de los demás y en la gloria de Dios, nuestras vidas reflejan a Cristo. Hoy tienes la oportunidad de vivir de una manera que inspire a otros a seguir a Jesús.

Examina tus decisiones y acciones. Pregunta: ¿Estoy usando mi libertad para edificar o solo para satisfacer mis deseos? Comprométete a vivir cada día para la gloria de Dios, mostrando amor y consideración por los demás.

Oración Sugerida: “Señor, gracias por la libertad que me has dado en Cristo. Ayúdame a usarla con sabiduría y amor. Que mis acciones edifiquen a otros y glorifiquen tu nombre. Dame discernimiento para tomar decisiones que reflejen tu voluntad y tu amor. En el nombre de Jesús, amén.


Preguntas para Reflexión :

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