1 Corintios 11:17-22

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1 Corintios 11:17-22 Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

El apóstol Pablo, en su carta a los corintios, aborda un problema grave en la iglesia de Corinto: la falta de unidad y el desorden durante la celebración de la Cena del Señor. En 1 Corintios 11:17-22, Pablo reprende a los creyentes por su comportamiento egoísta, que no refleja el propósito sagrado de la Cena, que es recordar y celebrar el sacrificio de Cristo. Este pasaje no solo fue relevante para los corintios, sino que tiene implicaciones prácticas para la iglesia de hoy.

Punto 1: La Cena del Señor: un acto de unidad, no de división

Versículo clave: “Cuando os reunís, no es para comer la Cena del Señor, porque al cenar, cada uno toma su comida antes que los otros, y uno tiene hambre, y otro se embriaga.” (1 Corintios 11:20-21)

Versículo relacionado: “Porque todos somos uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28)

Explicación: Pablo comienza destacando el problema fundamental que enfrentaban los corintios: la división dentro de la comunidad. La Cena del Señor, en lugar de ser un acto de unión, había sido transformada en una ocasión para la autopromoción y el egoísmo. Los ricos comían y bebían de forma desmesurada, mientras que los pobres no recibían nada. Este comportamiento mostraba una falta total de comprensión del propósito de la Cena, que debe reflejar la unidad de la iglesia como un solo cuerpo en Cristo.

Aplicación práctica: Hoy debemos aprender a valorar la unidad en nuestra comunidad cristiana. La Cena del Señor es un acto de comunión entre todos los creyentes, independientemente de su situación económica, social o personal. Debemos evitar las actitudes egoístas y reconocer que, como iglesia, todos somos parte del mismo cuerpo, con un propósito común.

Punto 2: El desorden y la irreverencia hacia la Cena del Señor

Versículo clave: “¿Acaso no tenéis casas en que comer y beber? O menospreciáis la iglesia de Dios y avergonzáis a los que no tienen nada?” (1 Corintios 11:22)

Versículo relacionado: “Todo lo que hacéis, hacedlo para la gloria de Dios.” (1 Corintios 10:31)

Explicación: Pablo reprende duramente a los corintios por no tratar la Cena del Señor con la seriedad y reverencia que merece. En lugar de tratarla como un acto sagrado de adoración y recuerdo del sacrificio de Cristo, la usaban como una excusa para satisfacer sus propios deseos y placeres. Al hacerlo, no solo menospreciaban la iglesia, sino que también avergonzaban a aquellos que no podían comer lo suficiente. Este desorden y falta de respeto hacia la Cena del Señor refleja una actitud incorrecta y una mala comprensión de su propósito.

Aplicación práctica: Es fundamental que, como creyentes, tratemos la Cena del Señor con el respeto y la reverencia que le corresponde. No debemos verla como una simple tradición, sino como un acto de adoración a Cristo. En nuestras reuniones y actividades, debemos asegurarnos de que todo se haga para la gloria de Dios y para edificación de Su pueblo.

Punto 3: El egoísmo y la falta de consideración hacia los demás

Versículo clave: “O menospreciáis la iglesia de Dios y avergonzáis a los que no tienen nada?” (1 Corintios 11:22)

Versículo relacionado: “Cada uno no busque lo suyo propio, sino cada cual lo del otro.” (1 Corintios 10:24)

Explicación: Aquí Pablo señala que al comportarse de esta manera, los corintios no solo cometían un pecado personal, sino que estaban menospreciando a la iglesia de Dios. El egoísmo no tiene cabida en la comunidad cristiana. Cuando uno se preocupa solo por sí mismo y no tiene en cuenta las necesidades de los demás, está quebrantando el principio de amor y unidad que Cristo enseñó. Los más ricos y poderosos en la iglesia de Corinto estaban mostrando desprecio por aquellos que no tenían los medios para comer adecuadamente.

Aplicación práctica: Debemos aprender a ser más conscientes de las necesidades de los demás, especialmente dentro de la iglesia. La Cena del Señor es una oportunidad para recordar que todos somos iguales ante Dios, y como tal, debemos actuar con amor y consideración mutua. Si alguna vez nos hemos sentido tentados a actuar con egoísmo o indiferencia, es momento de reflexionar y corregir esa actitud.

Punto 4: La falta de preparación espiritual para participar

Versículo clave: “Cuando os reunís, no es para comer la Cena del Señor.” (1 Corintios 11:20)

Versículo relacionado: “Cada vez que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga.” (1 Corintios 11:26)

Explicación: Pablo subraya que la Cena del Señor no debe ser tomada a la ligera, ni como un acto rutinario. Es un momento de profunda reflexión sobre el sacrificio de Jesús. Al llegar a la mesa del Señor, debemos asegurarnos de que nuestra actitud sea la correcta, reconociendo el profundo significado de este acto. De lo contrario, corremos el riesgo de participar indignamente, sin la debida reverencia o entendimiento de lo que realmente estamos celebrando.

Aplicación práctica: Antes de participar en la Cena del Señor, debemos tomarnos un tiempo para examinar nuestros corazones y asegurarnos de que estamos en el estado espiritual adecuado. No se trata solo de la acción en sí, sino de la actitud con la que nos acercamos a Cristo. El arrepentimiento y la gratitud deben estar presentes en cada uno de nosotros al recordar lo que Cristo hizo por nuestra salvación.

Punto 5: La falta de unidad y el daño a la iglesia de Dios

Versículo clave: “¿Acaso no tenéis casas en que comer y beber?” (1 Corintios 11:22)

Versículo relacionado: “Por tanto, el que come este pan o bebe esta copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor.” (1 Corintios 11:27)

Explicación: El desorden que Pablo denuncia tiene consecuencias graves: los corintios no solo estaban actuando egoístamente, sino que estaban dañando la iglesia de Dios. Al no vivir en unidad y no considerar a los demás, estaban creando divisiones dentro de la comunidad. Este tipo de actitud no solo va en contra de la esencia de la Cena del Señor, sino que también afecta la integridad y el testimonio de la iglesia como cuerpo de Cristo.

Aplicación práctica: Como miembros de la iglesia, debemos ser conscientes de que nuestras acciones no solo afectan nuestra relación personal con Dios, sino que también tienen un impacto en la comunidad cristiana. La unidad de la iglesia es esencial, y todos debemos contribuir a ella mediante nuestras actitudes y acciones. Si hemos causado divisiones o hemos sido insensibles con los demás, es hora de corregir nuestras actitudes y restaurar la unidad.

Conclusión

Pablo nos desafía a reflexionar sobre nuestra actitud hacia la Cena del Señor y hacia los demás dentro de la iglesia. La Cena del Señor no debe ser un acto egoísta ni desordenado, sino un recordatorio sagrado del sacrificio de Cristo y un acto de unidad en el cuerpo de Cristo. Hoy, más que nunca, debemos buscar la reconciliación, la humildad y el respeto mutuo para que podamos participar de manera digna en este acto sagrado.

La Cena del Señor es un recordatorio poderoso de lo que Cristo hizo por nosotros. Es un momento para reflexionar no solo sobre Su sacrificio, sino también sobre cómo vivimos juntos como Su cuerpo. Al participar en la Cena, tenemos la oportunidad de renovar nuestra unidad, reconciliar nuestras diferencias y vivir de acuerdo con el amor que Cristo nos mostró.

Te invito a examinar tu actitud hacia la Cena del Señor y hacia la iglesia. ¿Estás viviendo de manera que refleja la unidad y el respeto que Cristo pidió? Si hay algo en tu vida que necesita ser corregido, es el momento de arrepentirse y buscar la restauración. Participa de la Cena con un corazón limpio y dispuesto a honrar a Cristo y a tus hermanos en la fe.

Oración Sugerida: “Señor, gracias por el sacrificio de tu Hijo Jesús. Ayúdame a participar en la Cena del Señor con el respeto y la reverencia que merece, reconociendo la unidad que debemos tener en Ti. Perdona cualquier actitud egoísta o divisiva que haya tenido en mi vida cristiana, y ayúdame a vivir en amor y unidad con mis hermanos en la fe. En el nombre de Jesús, amén.”


Preguntas para Reflexión :

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