1 Corintios 14:1-40 Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
En 1 Corintios 14, el apóstol Pablo aborda uno de los temas más relevantes para la iglesia primitiva: el uso adecuado de los dones espirituales, específicamente el don de lenguas y el de profecía. Tras haber hablado de la importancia del amor en el capítulo 13, Pablo ahora establece que los dones espirituales deben ser ejercidos en el contexto del amor y el orden, con el propósito de edificar a la iglesia. En este capítulo, él resalta la superioridad de la profecía sobre el hablar en lenguas, la necesidad de claridad y entendimiento en la congregación, y cómo los dones deben ser usados para la edificación colectiva, no para la exaltación personal.
Este pasaje es un llamado a reflexionar sobre cómo usamos los dones que Dios nos ha dado para servir y edificar a la iglesia, asegurándonos de que nuestras acciones sean comprensibles, edificantes y motivadas por el amor.
Punto 1: El Amor como Motivación para los Dones Espirituales
Versículo clave: «Seguid el amor, y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.» (1 Corintios 14:1)
Versículo relacionado: «Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o símbolo que retiñe.» (1 Corintios 13:1)
Explicación: Pablo comienza este capítulo recordando a los corintios que deben «seguir el amor» mientras procuran los dones espirituales. El amor debe ser la motivación fundamental detrás del ejercicio de cualquier don. Sin amor, incluso los dones más poderosos carecen de valor y no tienen el efecto deseado en la edificación de la iglesia. El amor dirige nuestras acciones, asegura que nuestro servicio sea para el bien de los demás y evita que caigamos en el egoísmo o el orgullo al usar nuestros dones.
Aplicación práctica: Cuando usas tus dones espirituales, ya sea en la iglesia o en tu vida diaria, ¿lo haces con un corazón lleno de amor? El amor debe ser siempre la motivación detrás de tus acciones, buscando el bienestar de los demás, no la exaltación personal. Cada vez que sirvas, ya sea predicando, enseñando o simplemente ayudando, hazlo con el amor de Cristo en tu corazón.
Punto 2: La Profecía Es Más Edificante que las Lenguas
Versículo clave: «Porque el que habla en lengua no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu hable misterios.» (1 Corintios 14:2)
Versículo relacionado: «Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.» (1 Corintios 14:3)
Explicación: Pablo establece que la profecía es más útil para la iglesia que el don de lenguas, ya que la profecía edifica, exhorta y consuela a los oyentes. El don de lenguas, aunque valioso, no edifica a los demás si no se entiende lo que se dice. La profecía, por otro lado, se expresa en un lenguaje claro que todos pueden comprender y aplicar a sus vidas. Así, el propósito principal de los dones espirituales es edificar a la iglesia, y la profecía es el don que más eficientemente cumple con este propósito.
Aplicación práctica: En tu vida, ¿estás buscando edificar a los demás con tus palabras? Ya sea en tu comunidad o en la iglesia, es importante que utilices el don que Dios te ha dado de una manera que sea entendible y edificante. Si tienes el don de hablar, enseña y habla de manera que todos puedan entender y beneficiarse.
Punto 3: La Necesidad de Orden en la Iglesia
Versículo clave: «Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos.» (1 Corintios 14:33)
Versículo relacionado: «Pero todo se haga decentemente y con orden.» (1 Corintios 14:40)
Explicación: Pablo establece que en la iglesia debe reinar el orden, no la confusión. Cada don debe ser ejercido en un marco de organización y respeto para que la congregación pueda ser edificada. El desorden, especialmente durante los cultos, impide que las personas se beneficien de los dones espirituales. Por lo tanto, es importante que haya un entendimiento mutuo y un clima de paz para que el Espíritu de Dios pueda obrar sin obstáculos.
Aplicación práctica: Cuando participamos en actividades de la iglesia, ¿estamos asegurándonos de que haya orden en nuestras reuniones? El desorden no solo confunde a los que están presentes, sino que también puede distraer y desviar la atención del propósito principal: glorificar a Dios. El orden y la claridad en las actividades de la iglesia son fundamentales para que el mensaje del evangelio sea comprendido y aplicado por todos.
Punto 4: La Regulación de los Dones en la Congregación
Versículo clave: «Dos o tres profetas hablen, y los demás juzguen; pero si a otro le fuere revelado algo sentado el primero, calle el primero.» (1 Corintios 14:29-30)
Versículo relacionado: «Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar en lenguas.» (1 Corintios 14:39)
Explicación: Pablo también establece principios sobre cómo deben ser regulados los dones dentro de la iglesia. Los dones deben ejercerse en un ambiente de respeto y orden, donde cada uno tenga la oportunidad de contribuir, pero siempre con un enfoque en la edificación colectiva. La profecía debe ser juzgada, y si una persona recibe una nueva revelación mientras otro está hablando, el primero debe callarse para dar paso al orden. En cuanto a las lenguas, no deben ser prohibidas, pero deben ser usadas adecuadamente para edificar a la iglesia.
Aplicación práctica: En nuestras iglesias, ¿estamos promoviendo el ejercicio ordenado y edificante de los dones espirituales? Si tienes un don específico, asegúrate de usarlo de una manera que no interrumpa ni cause confusión. También, asegúrate de estar abierto a la corrección y al discernimiento de otros, para que todos se beneficien del uso de los dones espirituales.
Punto 5: El Propósito Final de los Dones Espirituales: La Edificación de la Iglesia
Versículo clave: «Así que, hermanos míos, procurad con celo profetizar, y no impidáis el hablar en lenguas. Pero hágase todo decentemente y con orden.» (1 Corintios 14:39-40)
Versículo relacionado: «Así que, os quiero decir, hermanos, que ninguno de vosotros tenga el don de la profecía, el cual es mayor que el de las lenguas.» (1 Corintios 14:19)
Explicación: El uso de los dones espirituales debe estar orientado a la edificación del cuerpo de Cristo, no a la exaltación personal ni a la confusión. Los dones, tanto el hablar en lenguas como la profecía, son herramientas que Dios ha dado para edificar la iglesia y fortalecer la fe de los creyentes. Al final, todo debe hacerse con el propósito de edificar a la iglesia en amor y unidad.
Aplicación práctica: Cada vez que ejerzas tu don, recuerda que su propósito no es atraer atención sobre ti mismo, sino edificar la iglesia. Hazlo con humildad, sabiendo que los dones no son para tu gloria, sino para la gloria de Dios y el bienestar de la comunidad cristiana. Asegúrate de que todo lo que hagas en la iglesia sea para el beneficio de los demás.
Conclusión
En 1 Corintios 14, Pablo nos enseña que los dones espirituales deben ser utilizados con amor, orden y propósito. Los dones no son para la autoexaltación, sino para edificar y fortalecer a la iglesia. La profecía, como el don que edifica de manera más directa a la comunidad, debe ser preferida sobre el hablar en lenguas, que es más privado y menos comprensible. Además, todo debe hacerse con decoro y orden, siguiendo principios que promuevan la paz y la edificación. Al usar nuestros dones, debemos recordar que todo lo que hacemos debe estar motivado por el amor y orientado a edificar a la iglesia.
Dios ha dado a cada uno de nosotros dones especiales, pero la clave para usar esos dones de manera efectiva es el amor. Hoy, te animo a que examines cómo estás usando tus dones para servir a la iglesia y a los demás. ¿Estás construyendo un ambiente de orden y edificación? ¿Estás buscando siempre edificar, no para tu gloria, sino para la de Dios?
Toma un momento para reflexionar sobre el uso de tus dones espirituales. ¿Estás usando tu don para edificar a la iglesia? ¿Estás actuando con amor y respeto hacia los demás al ejercer tus dones? Haz un compromiso personal para usar tus dones de manera ordenada, edificante y amorosa, siempre buscando el bienestar de la comunidad cristiana.
Oración Sugerida: “Señor, gracias por los dones que has puesto en mi vida. Ayúdame a usarlos para edificar a tu iglesia, con un corazón lleno de amor y humildad. Perdona las veces que los he usado para mi propio beneficio y ayúdame a seguir el ejemplo de Cristo en todo lo que hago. Que mi vida y mi servicio reflejen tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.”
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Estoy usando mis dones espirituales para edificar a la iglesia y no para mi propio beneficio?
- 2. ¿Mi motivación al ejercer mis dones está centrada en el amor y la edificación de los demás?
- 3. ¿Estoy buscando siempre el orden en las actividades de la iglesia?
- 4. ¿Cómo puedo ser más consciente del uso del don de la profecía o de lenguas para edificar a los demás?
- 5. ¿Hay algo en mi vida que impida que los dones espirituales fluyan correctamente y con orden?
