1 Corintios 6:12-20 Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
En una sociedad que promueve la libertad sin límites y la satisfacción personal por encima de todo, el mensaje de 1 Corintios 6:12-20 es más relevante que nunca. En esta sección, el apóstol Pablo nos exhorta a entender que nuestro cuerpo no es solo nuestro, sino que pertenece a Dios. La cultura de Corinto, al igual que la actual, normalizaba la inmoralidad sexual y separaba lo espiritual de lo físico. Sin embargo, Pablo nos recuerda que como cristianos, nuestra vida entera, incluyendo nuestro cuerpo, debe glorificar a Dios. En este estudio, exploraremos cinco principios clave que nos ayudarán a vivir en santidad y a comprender el propósito de nuestro cuerpo según Dios.
Punto 1: No todo lo que es permitido conviene
Versículo clave: «Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.» (1 Corintios 6:12)
Versículo relacionado: «Examínenlo todo; retengan lo bueno.» (1 Tesalonicenses 5:21)
Explicación: Pablo responde a una excusa común entre los corintios: «todas las cosas me son lícitas». Aunque algunos comportamientos no estén expresamente prohibidos, no significa que sean beneficiosos. La verdadera libertad en Cristo no es hacer lo que queremos, sino vivir de manera que no nos esclavice al pecado.
Aplicación práctica: Hoy en día, podemos pensar en muchas actividades que son «lícitas» pero no edifican: el entretenimiento excesivo, las redes sociales sin control, relaciones tóxicas o hábitos poco saludables. Debemos preguntarnos: ¿esto me edifica o me esclaviza? Dios nos llama a ejercer dominio propio y a elegir lo que nos acerque más a Él.
Punto 2: El cuerpo tiene un propósito divino
Versículo clave: «Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero Dios destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.» (1 Corintios 6:13)
Versículo relacionado: «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas.» (Romanos 11:36)
Explicación: Los corintios pensaban que el cuerpo solo servía para satisfacer necesidades físicas. Pablo aclara que el cuerpo tiene un propósito mayor: es para el Señor. No es simplemente una máquina biológica, sino un instrumento de adoración y santidad.
Aplicación práctica: Hoy, el mundo nos dice que podemos hacer lo que queramos con nuestro cuerpo, pero Dios nos llama a verlo como un templo sagrado. ¿Cómo estamos tratando nuestro cuerpo? Esto incluye nuestra alimentación, descanso, relaciones y nuestra pureza sexual. Todo lo que hacemos con nuestro cuerpo debe reflejar que pertenecemos a Cristo.
Punto 3: Nuestro cuerpo será resucitado por Dios
Versículo clave: «Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.» (1 Corintios 6:14)
Versículo relacionado: «Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.» (2 Corintios 5:1)
Explicación: Dios no solo se preocupa por nuestra alma, sino también por nuestro cuerpo. Así como Cristo resucitó, nosotros también tendremos un cuerpo glorificado. Esto significa que lo que hacemos con nuestro cuerpo en esta vida tiene implicaciones eternas.
Aplicación práctica: Si sabemos que nuestro cuerpo será transformado y glorificado, ¿cómo estamos cuidándolo ahora? No podemos vivir como si el cuerpo no importara. Nuestras decisiones deben reflejar nuestra esperanza futura en la resurrección.
Punto 4: Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo
Versículo clave: «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?» (1 Corintios 6:19)
Versículo relacionado: «No apaguéis al Espíritu.» (1 Tesalonicenses 5:19)
Explicación: Pablo usa una imagen poderosa: nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. En el Antiguo Testamento, el templo era el lugar sagrado donde habitaba Dios. Ahora, su presencia está en nosotros. Esto cambia completamente nuestra perspectiva sobre cómo debemos vivir.
Aplicación práctica: Si nuestro cuerpo es un templo, debemos tratarlo con respeto y reverencia. Esto incluye lo que consumimos, nuestras relaciones y cómo lo usamos para glorificar a Dios. ¿Estamos cuidando nuestro templo o lo estamos contaminando con pecado y malas decisiones?
Punto 5: Somos comprados por precio: glorifiquemos a Dios
Versículo clave: «Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.» (1 Corintios 6:20)
Versículo relacionado: «El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.» (1 Juan 2:6)
Explicación: Cristo pagó un alto precio por nosotros: su propia sangre. Esto significa que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que le pertenecemos a Dios. Nuestra respuesta debe ser vivir de manera que glorifique a nuestro Salvador.
Aplicación práctica: Debemos evaluar nuestras acciones diarias y preguntarnos: ¿esto glorifica a Dios? En nuestra forma de vestir, hablar, actuar y tratar a los demás, debemos reflejar que somos propiedad de Cristo.
Conclusión
Este pasaje nos desafía a ver nuestro cuerpo como Dios lo ve: un templo sagrado, comprado con la sangre de Cristo. La cultura nos dice que el cuerpo es nuestro y podemos hacer lo que queramos con él, pero la Palabra de Dios nos muestra que fuimos diseñados para glorificar a Dios con cada parte de nuestra vida. Cada decisión que tomamos debe reflejar nuestra identidad en Cristo y nuestra esperanza futura en la resurrección.
Dios nos ha llamado a vivir en santidad y a honrarle con nuestro cuerpo. No permitamos que el mundo dicte nuestros valores ni que las pasiones momentáneas nos aparten del propósito divino. Hoy es el día para entregar completamente nuestra vida y cuerpo al Señor. Reflexiona en cómo puedes glorificar a Dios en cada aspecto de tu vida y toma la decisión de vivir en pureza, sabiduría y santidad.
Oración Sugerida: “Señor amado, gracias por recordarme que mi cuerpo te pertenece y que fui comprado con la sangre preciosa de Cristo. Ayúdame a vivir en pureza y santidad, rechazando todo lo que me aleje de Ti. Que mi vida entera sea una ofrenda de adoración para Ti, y que en cada decisión, palabra y acción, pueda glorificar Tu nombre. Dame fuerzas para resistir la tentación y sabiduría para escoger lo que me edifique. En el nombre de Jesús, amén.”
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Estoy permitiendo que algunas cosas lícitas me dominen y me alejen de Dios?
- 2. ¿Cómo puedo honrar a Dios con mi cuerpo en mi día a día?
- 3. ¿Estoy cuidando mi cuerpo como el templo del Espíritu Santo que es?
- 4. ¿Mis acciones reflejan que fui comprado por el precio de la sangre de Cristo?
- 5. ¿Estoy tomando decisiones con una perspectiva eterna en mente?
