30 Días de Fe - Día 10

30 Días de Fe – Día 10: La Fe que Responde a la Llamada de Dios 

Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

Dios llama a cada uno de nosotros a cumplir un propósito en Su reino. Sin embargo, muchas veces, el llamado de Dios llega de formas inesperadas, y nuestra respuesta es crucial. La fe no solo se trata de creer en lo que Dios puede hacer, sino también de responder a Su invitación a participar en Su plan. Este estudio explorará cómo la fe nos impulsa a responder a la llamada de Dios, a pesar de nuestras dudas, miedos o inseguridades. Aprenderemos que responder a Su llamado requiere valentía, confianza y obediencia.

Punto 1: El llamado de Dios es personal y específico

Dios no solo llama a las multitudes; llama a cada uno de nosotros de manera personal. En Jeremías 1:5, Dios le dice al profeta: «Antes que te formara en el vientre te conocí, y antes que nacieras te santifiqué». Este versículo nos recuerda que el llamado de Dios está profundamente conectado con nuestra identidad y propósito individual. No hay un llamado genérico para todos, sino uno diseñado específicamente para cada vida. La fe nos permite reconocer que Dios nos ha llamado personalmente y nos tiene preparado un plan único.

Punto 2: La respuesta a Dios requiere fe y obediencia

Cuando Dios llama, nuestra respuesta debe ser de fe y obediencia. En Isaías 6:8, vemos la respuesta de Isaías al llamado de Dios: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí». La fe nos permite confiar en que el llamado de Dios es bueno, aunque no siempre entendamos todos los detalles. La obediencia a ese llamado es una respuesta directa a la confianza que tenemos en Su soberanía y sabiduría. La fe no solo nos hace escuchar el llamado, sino también actuar de acuerdo con él.

Punto 3: El miedo no debe ser un obstáculo para responder

Es común sentir miedo o inseguridad cuando Dios nos llama a hacer algo grande o fuera de nuestra zona de confort. En Éxodo 3:11, Moisés responde al llamado de Dios diciendo: «¿Quién soy yo para que vaya a Faraón?». A veces, nuestras inseguridades y miedos nos hacen dudar de que estamos capacitados para lo que Dios nos pide. Sin embargo, la fe nos enseña a confiar en que Dios no nos llama sin también darnos lo necesario para cumplir Su propósito. Él está con nosotros en cada paso del camino.

Punto 4: La fe nos capacita para lo imposible

Cuando Dios nos llama, no siempre se trata de lo que somos capaces de hacer por nuestra propia fuerza. Dios nos llama a lo imposible, para que Su poder se manifieste a través de nosotros. En Mateo 14:29, cuando Pedro ve a Jesús caminar sobre el agua, Jesús lo invita a hacer lo mismo: «Ven». Pedro da un paso de fe, y camina sobre el agua. Cuando respondemos al llamado de Dios con fe, Él nos capacita para hacer cosas que jamás imaginamos que podríamos lograr. No se trata de nuestra habilidad, sino de Su poder obrado a través de nuestra obediencia.

Punto 5: El llamado de Dios tiene un propósito eterno

El llamado de Dios no solo tiene implicaciones para nuestra vida en la tierra, sino que también tiene un propósito eterno. En 2 Timoteo 1:9, se nos dice: «Él nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos». Cuando respondemos al llamado de Dios, no solo estamos cumpliendo con un propósito temporal, sino que participamos en un plan eterno que tiene repercusiones más allá de nuestra vida en la tierra. La fe nos da la visión para comprender que nuestra obediencia a Dios tiene un impacto eterno.

Conclusión

Responder al llamado de Dios requiere una fe activa, que confíe en Su plan y se obedezca a pesar de las dudas o el miedo. El llamado de Dios es personal y específico para cada uno de nosotros, y a través de Él, Él nos capacita para hacer lo imposible. Al responder a Su llamado, no solo estamos cumpliendo con una tarea, sino participando en un plan eterno que tiene un propósito mucho mayor que el que podemos ver con nuestros ojos humanos. Nuestra fe es lo que nos permite decir «sí» a Dios, confiando en que Él nos guiará y nos capacitará para lo que nos ha llamado a hacer.

Hoy, reflexiona sobre cómo Dios te está llamando. ¿Hay algo que Él te ha puesto en el corazón que aún no has respondido? Toma un paso de fe y dile «sí» al llamado de Dios, confiando en que Él estará contigo en cada paso. Ora por valentía y obediencia para seguir Su llamado, sin importar las dudas o miedos.