30 Días de Paz – Día 30: La Paz que Jesús Nos Ofrece
Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
La paz es uno de los anhelos más profundos del ser humano, especialmente en un mundo lleno de caos, incertidumbre y conflictos. A menudo buscamos la paz en lugares equivocados, pensando que el bienestar material, la aprobación social o la ausencia de problemas nos traerán tranquilidad. Sin embargo, la paz verdadera, duradera y profunda solo puede ser encontrada en Jesús. Él nos ofrece una paz que no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestra relación con Él. En este estudio, exploraremos cómo la paz que Jesús nos da es diferente de la paz del mundo y cómo podemos vivir en ella todos los días.
Punto 1: La paz de Jesús es un regalo divino
En Juan 14:27, Jesús dice: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da». Este es un regalo que solo Él puede ofrecernos. La paz de Jesús no está sujeta a las circunstancias ni a los cambios en nuestras vidas. Es un estado de serenidad y confianza que proviene de saber que estamos en sus manos, independientemente de lo que suceda a nuestro alrededor. La paz que el mundo ofrece es superficial, temporal y basada en la evitación del conflicto, pero la paz de Jesús es duradera y profunda. ¿Cómo te sientes al saber que puedes tener esta paz, no por tus esfuerzos, sino como un regalo divino?
Punto 2: La paz de Jesús nos libera del temor
En Juan 16:33, Jesús nos asegura: «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo». La paz que Jesús nos da no elimina las dificultades ni los problemas, pero nos da la confianza de que Él está con nosotros en medio de ellos. Muchas veces, el temor puede arrebatar nuestra paz, pero cuando confiamos en que Jesús ha vencido al mundo, podemos vivir sin temor. Esta paz nos permite enfrentar los desafíos de la vida con una esperanza segura, sabiendo que Él tiene el control. ¿De qué manera el temor ha afectado tu paz, y cómo puedes confiar más en Jesús para liberarte de él?
Punto 3: La paz de Jesús nos reconcilia con Dios
La paz verdadera comienza con la reconciliación con Dios. Romanos 5:1 dice: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo». A través de la muerte y resurrección de Jesús, nuestra relación rota con Dios fue restaurada, y ahora podemos experimentar la paz con Él. Esta paz no es solo una sensación de bienestar, sino una paz profunda que nace de saber que nuestros pecados han sido perdonados y que podemos acercarnos a Dios sin temor. ¿Te has reconciliado con Dios a través de Jesucristo? ¿Cómo la paz con Dios afecta tu vida diaria?
Punto 4: La paz de Jesús nos guía hacia la unidad
En Efesios 4:3, Pablo nos exhorta a «mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz». La paz de Jesús también nos une como comunidad, superando las divisiones que existen entre nosotros. Cuando vivimos en paz con Dios, somos llamados a vivir en paz con los demás. La paz que Jesús ofrece es una paz que busca la reconciliación y la unidad, no solo con Dios, sino también entre los hermanos y hermanas en Cristo. ¿Cómo puedes contribuir a la unidad y la paz en tu iglesia o comunidad?
Punto 5: La paz de Jesús nos capacita para ser pacificadores
En Mateo 5:9, Jesús dice: «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios». La paz que recibimos de Jesús no es algo solo para nuestro beneficio personal, sino que nos capacita para ser pacificadores en un mundo dividido. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser instrumentos de paz, llevando el mensaje de reconciliación y esperanza a los demás. Al vivir en la paz de Jesús, podemos influir en nuestras familias, amigos y comunidades, ayudando a restaurar la paz donde haya conflicto. ¿Cómo puedes ser un pacificador en tu entorno?
Conclusión
La paz que Jesús nos ofrece es más que una simple ausencia de conflicto. Es una paz profunda que proviene de nuestra reconciliación con Dios, de la confianza en su soberanía, y de nuestra capacidad para vivir en unidad y amor con los demás. En un mundo lleno de incertidumbre, podemos encontrar descanso y tranquilidad en Jesús, quien ha vencido al mundo y nos ofrece la paz que solo Él puede dar. Esta paz no es algo que debamos buscar fuera de nosotros, sino algo que debe reinar en nuestros corazones y en nuestras relaciones. Al recibir la paz de Jesús, somos llamados a vivir como pacificadores y a extender esa paz a los demás.
Hoy, te invito a recibir la paz que Jesús ofrece. Si aún no has experimentado esta paz en tu vida, acércate a Él en oración y pídele que llene tu corazón de su paz. Si ya has recibido su paz, reflexiona sobre cómo puedes ser un pacificador en tu vida diaria. Busca la reconciliación con aquellos con los que estás en conflicto y trabaja por la unidad en tu comunidad. Vive en la paz de Cristo y compártela con los demás.
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Cómo experimentas la paz de Jesús en medio de las dificultades y desafíos de la vida?
- 2. ¿Qué significó para ti el saber que la paz con Dios ha sido restaurada a través de Jesucristo?
- 3. ¿Hay alguna relación en tu vida en la que necesites buscar la unidad y restaurar la paz?
- 4. ¿De qué manera puedes ser un pacificador en tu familia, trabajo o comunidad?
- 5. ¿Cómo puedes confiar más en la victoria de Jesús sobre el temor y las circunstancias difíciles para mantener su paz en tu vida?
