“Fortaleceos en el Señor y en el poder de Su fuerza”
Por Pastor Daniel Praniuk
Efesios 6:10
Introducción
GUERRA ABIERTA EN TERRITORIO OCUPADO
Pablo cierra su epístola a los Efesios con una orden militar: “Fortaleceos” (griego: endynamousthe – ἐνδυναμοῦσθε). No es un consejo, es un imperativo, una orden directa. No puedes entrar a la guerra espiritual débil, cansado o distraído. No sobrevivirás.
Vivimos en territorio ocupado por las tinieblas. El enemigo es invisible, pero letal. No se puede enfrentar con emoción, ni buenas intenciones, sino con poder real, autoridad delegada, y disciplina espiritual.
Esta orden nos lleva al cuartel general del Reino: el lugar donde se recibe fuerza, visión, estrategia y fuego.
PUNTO 1: FORTALECERSE NO ES OPCIONAL, ES VITAL
La palabra griega endynamousthe es la misma raíz de donde viene dynamis (poder explosivo, como dinamita). Dios no te está pidiendo que seas fuerte con tus fuerzas, sino que te empoderes en Él.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13)
No es poder psicológico. Es poder espiritual delegado. Como en el ejército, donde el General te autoriza con poder para ejecutar su voluntad, Dios te equipa con fuerza desde Su trono.
PUNTO 2: LA FUERZA DEL SEÑOR NO ES UNA IDEA, ES UNA PERSONA
«En el poder de su fuerza…» (gr. kratos ischus)
Estas palabras describen el poder irresistible, muscular, contundente de Dios.
Esta es la misma fuerza que resucitó a Jesús de entre los muertos (Efesios 1:19-20).
No estamos hablando de inspiración motivacional, sino de poder operativo y activo. Cuando te fortaleces en Dios, Él entra en acción en tu interior.
PUNTO 3: EL ENEMIGO RECONOCE QUIÉN ESTÁ LLENO DE PODER
En Hechos 19:15 los demonios dijeron:
“A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?”
Ellos no temen a tus palabras vacías ni a tus emociones; tiemblan cuando ven a un creyente vestido de poder, cubierto de obediencia, lleno del Espíritu.
El infierno sabe quién es el verdadero soldado. No se impresiona con gritos, sino con autoridad. Y esa autoridad solo nace de una vida fortalecida en el Señor.
PUNTO 4: LA FUERZA SE RECIBE EN EL LUGAR SECRETO
“El que habita al abrigo del Altísimo…” (Sal. 91:1)
No hay fuerza para el campo de batalla sin horas en la presencia de Dios. El soldado que no ora, no sobrevive. Es en la oración donde se transfieren los códigos del cielo, la fuerza interior, la convicción inquebrantable.
Una iglesia poderosa no es la que tiene luces y multitudes, sino la que tiene rodillas dobladas y corazones encendidos.
PUNTO 5: TU FORTALEZA ES VISIBLE EN EL CAMPO DE BATALLA
¿Cómo sabes si alguien está fortalecido en el Señor?
Lo ves cuando:
El día malo llega y no retrocede
El rechazo golpea y permanece firme
Las lágrimas caen pero la fe no se apaga
La tentación arde, pero no cede terreno
El poder de Dios no es un adorno, es una fuerza activa en medio de la guerra.
CONCLUSIÓN: ALÍSTATE O CAERÁS
Querido soldado, este primer mandato es claro:
Fortalécete en el Señor. No en ti. No en tu experiencia. No en tu ministerio. En Él.
La fuerza no viene por casualidad. Se entrena, se cultiva, se busca. Si no te fortaleces hoy, serás vencido mañana. Pero si te llenas del poder del Señor, ninguna fuerza de las tinieblas te detendrá.
Determina un horario diario de fortaleza espiritual
Corta con todo lo que debilita tu espíritu: entretenimiento tóxico, pereza, conversaciones vanas.
Pide a Dios que te revista de poder desde lo alto.
Forma parte de un escuadrón de oración con otros soldados del Reino.
Declara hoy mismo: “¡Soy un guerrero y me fortaleceré cada día!”
5 PREGUNTAS PARA MEDITAR
¿De dónde estoy sacando realmente mi fuerza espiritual diaria?
¿Estoy más fortalecido por la Palabra o por emociones temporales?
¿Mi vida de oración refleja que busco el poder del Señor?
¿En qué áreas estoy intentando pelear con mis fuerzas en vez de la suya?
¿Qué decisiones necesito tomar hoy para entrar en el campo de batalla fortalecido?
