30 Días de Sanando el Corazón Latino – Día 18: El hambre por un propósito Eterno
Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
En la sociedad actual, se nos enseña que alcanzar metas, acumular bienes y obtener reconocimiento es la receta para la felicidad. Sin embargo, muchos que han logrado lo que soñaban, siguen sintiendo un vacío que nada material ha podido llenar. En América Latina, este vacío se hace evidente en vidas que, aunque rodeadas de actividad, carecen de dirección eterna. El alma fue diseñada para algo más que trabajar, comprar y dormir: fue creada para vivir con un propósito eterno.
Punto 1: El vacío que los logros no llenan
Salomón, uno de los hombres más sabios y exitosos, confesó: “Todo es vanidad y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 1:14). Las metas alcanzadas y las posesiones obtenidas pueden dar satisfacción momentánea, pero no responden a la pregunta esencial: ¿para qué estoy aquí?
Punto 2: Un propósito más allá de lo temporal
Jesús enseñó: “No os hagáis tesoros en la tierra… sino haceos tesoros en el cielo” (Mateo 6:19-20). El verdadero sentido de la vida no se encuentra en lo que perece, sino en lo que permanece para siempre: amar a Dios, servir a otros y vivir conforme a Su voluntad.
Punto 3: El llamado personal de Dios
Cada persona fue creada con talentos, pasiones y una misión única. Efesios 2:10 dice: “Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras”. Descubrir este llamado no es opcional: es vital para encontrar dirección y plenitud.
Punto 4: El peligro de una vida sin dirección
Una vida enfocada solo en lo material corre el riesgo de llegar al final con la sensación de haber desperdiciado el tiempo. Jesús advirtió: “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mateo 16:26). Vivir sin un propósito eterno es vivir sin brújula.
Punto 5: Cómo encontrar y vivir el propósito eterno
La búsqueda comienza con Dios. Involucra oración, estudio de la Palabra, servir a otros y estar dispuesto a obedecer. Romanos 12:1-2 nos llama a presentar nuestra vida como sacrificio vivo y a renovar nuestra mente para discernir la buena voluntad de Dios.
Conclusión
El hambre por un propósito eterno es una señal de que el alma recuerda de dónde viene y hacia dónde va. Ningún éxito terrenal puede reemplazar la paz y plenitud que se experimenta al caminar en el propósito de Dios.
Hoy te invito a detenerte y preguntarte: “¿Estoy viviendo solo para hoy, o para la eternidad?” Dedica tiempo a buscar en oración y en la Biblia las pistas que Dios ha dejado para guiarte hacia el propósito por el cual te creó.
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Qué logros o posesiones han dejado en mí una sensación de vacío?
- 2. ¿Qué significa para mí “tesoros en el cielo”?
- 3. ¿Qué talentos y pasiones creo que Dios me ha dado?
- 4. ¿Cómo puedo servir a otros de forma que glorifique a Dios?
- 5. ¿Estoy dispuesto a dejar mis planes para seguir el propósito de Dios?
