30 Días de Sanando el Corazón Latino – Día 23: La injusticia que no deja avanzar
Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
La realidad latinoamericana está marcada por la corrupción, el nepotismo y la discriminación. Muchos jóvenes y adultos con talento, preparación y sueños, sienten que se topan con muros invisibles que les impiden crecer. Una promoción se da al “recomendado”, un contrato se otorga al “amigo del jefe”, y los más capaces son silenciados por estructuras injustas.
El alma clama por justicia y oportunidades reales. Esta frustración no solo afecta la economía o la carrera, sino también la esperanza. Sin embargo, la Biblia nos recuerda que, aunque los sistemas humanos fallen, el Reino de Dios nunca deja de avanzar y que el Señor es justo y defensor de los que esperan en Él.
Punto 1: La injusticia hiere la dignidad
Cuando una persona preparada y esforzada es rechazada por favoritismos, su identidad y autoestima se ven golpeadas. Proverbios 29:27 afirma que “abominación es para los justos el hombre inicuo”. El dolor de la injusticia no es imaginario: es real y afecta lo más profundo del corazón humano.
Punto 2: Dios ve lo que otros ocultan
La corrupción suele suceder en secreto, pero nada está escondido de Dios (Lucas 12:2). Aunque parezca que los injustos prosperan, el Señor observa y levanta a quienes han sido oprimidos. Él promete que un día “sacará a luz la justicia como el mediodía” (Salmo 37:6).
Punto 3: El peligro del resentimiento
La injusticia puede producir en nosotros amargura y deseos de venganza. Sin embargo, Romanos 12:19 nos recuerda: “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.” Cuando permitimos que la amargura controle nuestro corazón, quedamos atados. La sanidad comienza cuando soltamos la justicia en manos de Dios.
Punto 4: La justicia de Dios es diferente
El sistema de este mundo se basa en poder y conexiones humanas, pero el Reino de Dios opera en gracia y verdad. José, vendido como esclavo, fue víctima de una injusticia tras otra, pero Dios lo levantó para ser gobernador de Egipto (Génesis 50:20). La justicia de Dios no sigue las reglas de este mundo, sino Su propósito eterno.
Punto 5: Avanza confiando en el Dios justo
Aunque enfrentes obstáculos humanos, tu propósito no depende de la corrupción de otros. Isaías 41:10 promete: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo.” La injusticia puede retrasar, pero no detener lo que Dios ya diseñó para tu vida.
Conclusión
La injusticia duele, pero no tiene la última palabra. El mundo puede cerrarte puertas, pero Dios abre caminos en el desierto y ríos en la soledad (Isaías 43:19). Tu futuro no está en manos de los hombres corruptos, sino en las manos del Dios justo.
Hoy elige entregar tu resentimiento y frustración a Dios. Ora por fortaleza y pídele que te recuerde que tu propósito está en sus manos. No te rindas, porque, aunque la injusticia sea real, el poder de Dios es mayor y eterno.
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Qué injusticia he experimentado en mi vida que más me ha marcado?
- 2. ¿Cómo he reaccionado frente a la corrupción o favoritismo?
- 3. ¿He permitido que la amargura me impida avanzar en mi propósito?
- 4. ¿Qué historias bíblicas me inspiran a confiar en que Dios hará justicia?
- 5. ¿Qué pasos de fe puedo dar hoy para avanzar, aunque el sistema humano esté en mi contra?
