Serie: 8 Pasos para vencer la Ansiedad… Día 8: Descansar en la promesa de Dios
Por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
La ansiedad no se resuelve únicamente con técnicas de respiración o con rutinas de autocuidado, aunque estas sean útiles. La raíz de la ansiedad muchas veces se encuentra en el corazón: en el temor al futuro, en el cansancio de luchar solos y en la falta de confianza en quién sostiene nuestra vida. Jesús no promete una vida libre de problemas, pero sí promete descanso para el alma cansada. Este descanso no depende de las circunstancias, sino de la seguridad de que Él cumple sus promesas y nos da un futuro firme en medio de la incertidumbre.
Punto 1: La invitación de Jesús es personal y actual
Jesús no habló en términos abstractos. Su llamado es directo: “Venid a mí”. No dijo “busquen soluciones”, sino “vengan a mí”. Isaías 55:1 añade: “A todos los sedientos: venid a las aguas”. La ansiedad se multiplica cuando corremos en todas direcciones menos a Dios. La paz empieza cuando atendemos esa invitación personal.
Punto 2: Reconocer que estamos cargados abre la puerta al descanso
Muchos intentan ocultar su cansancio o aparentar fortaleza, pero Jesús recibe a los que están “trabajados y cargados”. 1 Pedro 5:7 dice: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. Admitir que no podemos con todo no es debilidad, sino el primer paso para descansar en Su cuidado.
Punto 3: El descanso verdadero viene de Cristo, no de las circunstancias
Podemos irnos de vacaciones, dormir más horas o desconectarnos de las redes, pero el descanso que Jesús ofrece va más allá. Él promete paz interior incluso en medio del caos. Juan 14:27 lo confirma: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”. Su paz no depende de que los problemas desaparezcan, sino de que Su presencia nos acompaña.
Punto 4: La promesa de Dios nos asegura un futuro firme
La ansiedad muchas veces se enfoca en el “¿qué pasará?”. Jeremías 29:11 responde: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros… pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Dios no improvisa, Él tiene un plan. Recordar esta verdad cambia nuestra perspectiva del futuro.
Punto 5: Vivir descansando es un hábito de fe
El descanso en las promesas de Dios no es algo que se recibe una vez, sino que se practica cada día. Salmo 62:1 declara: “En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación”. Cada mañana podemos elegir entre cargar solos las preocupaciones o entregarlas en oración. La fe nos entrena a descansar constantemente en Su fidelidad.
Conclusión
La ansiedad se alimenta del cansancio de un alma que quiere controlar todo. Pero Jesús nos invita a soltar ese peso y a refugiarnos en sus promesas. Descansar en Dios no significa que los problemas desaparecen, significa que no los cargamos solos. Él ofrece paz, descanso y un futuro seguro para quienes confían en su palabra.
Hoy escribe en un papel aquello que más te preocupa y que sientes que te quita la paz. Llévalo en oración a los pies de Jesús y dile: “Señor, descanso en tu promesa de que cuidas de mí”. Repite este ejercicio cada vez que la ansiedad regrese, y haz de la promesa de Mateo 11:28 tu ancla diaria.
Preguntas para reflexionar
- ¿Qué cargas estoy llevando que necesito entregar a Jesús?
- ¿Qué significa para mí aceptar la invitación de “Venid a mí”?
- ¿He intentado buscar descanso en lugares equivocados?
- ¿Cómo cambia mi perspectiva recordar que Dios tiene un plan de paz para mi futuro?
- ¿Qué hábito puedo practicar cada día para descansar más en Dios y menos en mis fuerzas?
