Marcos 7:24-37

Introducción

El pasaje de Marcos 7:24-37 presenta dos milagros realizados por Jesús: la sanación de la hija de una mujer sirofenicia y la curación de un hombre sordo y tartamudo. Ambos relatos demuestran la compasión y el poder de Jesús, así como la expansión del alcance de su ministerio más allá del pueblo judío. Estos milagros no solo son ejemplos del poder sanador de Jesús, sino que también subrayan su misión de ofrecer salvación y restauración a todos los pueblos, rompiendo las barreras culturales y sociales de la época.

Marcos 7:24-37

1. Jesús en Tiro: Encuentro con la mujer sirofenicia (Marcos 7:24-26)

• Versículo: «Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese, pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de Él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio» (Marcos 7:24-26).
  
  Jesús viaja a la región de Tiro, un territorio predominantemente gentil. Allí, una mujer sirofenicia se acerca a Él, rogándole por la liberación de su hija, poseída por un demonio. Este encuentro es significativo porque muestra cómo el ministerio de Jesús comienza a tocar a los gentiles, indicando que la salvación y el poder de Dios no están limitados solo a los judíos. La fe de la mujer es notable, ya que, a pesar de no ser judía, reconoce la autoridad de Jesús sobre los demonios.
  
  

2. La respuesta de Jesús y la fe de la mujer (Marcos 7:27-30)

• Versículo: «Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos; porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama» (Marcos 7:27-30).
  
  Jesús responde a la petición de la mujer con una metáfora que podría parecer dura, comparando a los gentiles con «perrillos». Sin embargo, la mujer, demostrando humildad y perseverancia, acepta la comparación, argumentando que incluso los perrillos reciben las migajas. Su respuesta refleja una profunda fe en la misericordia y poder de Jesús. Jesús reconoce su fe y concede su petición, liberando a su hija del demonio. Este evento subraya la importancia de la fe y cómo Jesús honra la humildad y la persistencia en la búsqueda de su ayuda.
  
  

3. Jesús en Decápolis: Encuentro con el hombre sordo y tartamudo (Marcos 7:31-32)

• Versículo: «Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis. Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima» (Marcos 7:31-32).
  
  Jesús se dirige a la región de Decápolis, un área con una población mayormente gentil. Allí, un grupo de personas le trae a un hombre sordo y tartamudo, suplicando por su sanación. Este acto de intercesión comunitaria muestra cómo la fama de Jesús como sanador se había extendido más allá de las fronteras judías. La situación de este hombre simboliza la necesidad de toda la humanidad de ser restaurada por el poder de Dios, y su cura se convierte en una señal de la gracia y compasión de Jesús hacia todos, independientemente de su origen.
  
  

4. La sanación del hombre sordo y tartamudo (Marcos 7:33-35)

• Versículo: «Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir, Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien» (Marcos 7:33-35).
  
  
   Jesús realiza la sanación de una manera muy personal e íntima, llevándose al hombre aparte de la multitud y utilizando gestos físicos, como tocar sus oídos y lengua. El uso de la palabra «Efata» (Sé abierto) simboliza no solo la sanación física del hombre, sino también una apertura espiritual y emocional. Este milagro es una demostración clara del poder de Jesús para restaurar completamente a una persona, devolviéndole la capacidad de oír y hablar, lo cual es crucial para la comunicación y la vida en comunidad.
  
  

5. La reacción de la multitud y el mandato de silencio (Marcos 7:36-37)

• Versículo: «Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar» (Marcos 7:36-37).
  
   A pesar de que Jesús ordena a la multitud que no divulguen el milagro, la noticia se esparce rápidamente. La reacción de la gente es de asombro y admiración, reconociendo que Jesús «bien lo ha hecho todo», una afirmación que resume su ministerio de restauración y sanación. Este pasaje resalta el impacto transformador de los milagros de Jesús, que no solo traen sanidad física, sino que también revelan la identidad de Jesús como el Mesías prometido.

Conclusión

En Marcos 7:24-37, Jesús rompe barreras culturales y sociales, extendiendo su ministerio de sanación y salvación a los gentiles. Los milagros que realiza demuestran su poder y compasión, y subrayan la importancia de la fe, la humildad y la intercesión en la vida de aquellos que buscan su ayuda. Este pasaje nos recuerda que el amor y la gracia de Dios están disponibles para todos, sin importar su origen o condición, y que Jesús es capaz de restaurar completamente a quienes se acercan a Él con fe.

Al igual que la mujer sirofenicia y el hombre sordo y tartamudo, somos llamados a acercarnos a Jesús con fe y humildad, reconociendo nuestra necesidad de su sanación y restauración. No permitamos que las barreras sociales, culturales o personales nos alejen de buscar su poder transformador. Invitemos a otros a experimentar la misericordia de Jesús, compartiendo su amor y verdad con todos, sin excepción.