Lucas 12:13-21

Lucas 12:13-21   Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

En Lucas 12:13-21, Jesús relata la parábola del rico insensato, enseñando sobre la insensatez de acumular riquezas sin ser «rico para con Dios». Esta parábola surge cuando una persona pide a Jesús que intervenga en una disputa de herencia, y Jesús responde dirigiendo la conversación hacia el peligro de la avaricia. A través de cinco puntos clave, exploraremos las enseñanzas de Jesús sobre el verdadero valor de la vida, la dependencia de Dios, y el llamado a poner nuestras prioridades en lo eterno.


1. La solicitud que da inicio a la parábola (Lucas 12:13-14)

«Uno de la multitud le dijo: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?»

En este primer punto, alguien busca que Jesús resuelva un problema de herencia. Jesús, sin embargo, evita involucrarse en la disputa y, en cambio, aprovecha la oportunidad para hablar de un problema más profundo: la avaricia y el enfoque equivocado en lo material. Aquí, Jesús nos recuerda que no está interesado en acumular bienes terrenales, sino en nuestra relación con Dios y nuestra dependencia de Él.

2. La advertencia contra la avaricia (Lucas 12:15)

«Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.»

Jesús advierte explícitamente sobre el peligro de la avaricia, señalando que la verdadera vida no se define por la cantidad de posesiones. Este versículo invita a reflexionar sobre el sentido de seguridad que a veces ponemos en las riquezas y nos llama a evaluar dónde está nuestro corazón. La advertencia de Jesús es clara: el enfoque en lo material puede desviarnos de una relación genuina con Dios y de valores espirituales más importantes.

3. La parábola del rico insensato (Lucas 12:16-18)

«También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes.»

Jesús presenta la historia de un hombre que decide construir graneros más grandes para guardar su cosecha abundante. Este hombre, sin embargo, no considera compartir sus bienes o buscar el propósito de Dios para su abundancia; en cambio, su enfoque es únicamente en la acumulación personal. La parábola denuncia la necedad de aquellos que colocan su seguridad y propósito en el acopio de bienes terrenales sin tener en cuenta a Dios.

4. La consecuencia de la insensatez (Lucas 12:19-20)

«Y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?»

En este punto, el hombre rico decide «hablar a su alma» y declararle que, con sus bienes acumulados, puede descansar y disfrutar de la vida. Sin embargo, Dios lo llama «necio» y le revela la fragilidad de la vida: esa misma noche moriría, y sus bienes quedarán sin dueño. Esta lección subraya que la vida es incierta y que confiar en la acumulación de riquezas es una ilusión que nos aparta de depender de Dios y de buscar sus propósitos para nuestra vida.

5. Ser «rico para con Dios» (Lucas 12:21)

«Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.»

Jesús concluye la parábola con una enseñanza central: aquellos que invierten solo en riquezas terrenales son necios, ya que han descuidado la verdadera riqueza, que es ser «rico para con Dios». Este último punto nos llama a reflexionar sobre nuestras prioridades y a buscar acumular tesoros en el cielo, a través de una vida que glorifique a Dios, ayude a los demás y refleje valores eternos.


Conclusión
La parábola del rico insensato nos enseña que la vida no debe enfocarse en acumular bienes materiales, sino en cultivar una relación rica con Dios. Jesús nos recuerda que las posesiones terrenales son pasajeras y que la verdadera seguridad se encuentra en el Señor, quien nos provee todo lo necesario. Nuestra misión es ser generosos, reconocer nuestra dependencia de Dios y vivir con un enfoque eterno.

Hoy es el momento de evaluar nuestras prioridades. ¿En qué estamos invirtiendo nuestra vida? ¿Estamos buscando solo el éxito material o estamos dedicándonos a ser «ricos para con Dios»? Este llamado nos invita a revisar nuestras decisiones, asegurándonos de que nuestra vida esté centrada en Cristo y en valores que trascienden lo material.

Preguntas para Reflexión :

Libro de Lucas 2100 1050

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