Éxodo 35:20-29

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Éxodo 35:20-29 Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

En Éxodo 35:20-29 se nos muestra uno de los momentos más bellos del pueblo de Israel: cuando dan con generosidad para la construcción del Tabernáculo, el lugar donde Dios habitaría. No fueron obligados; cada uno trajo lo que tenía, movido por un corazón dispuesto. Este pasaje no trata solo de oro o lino, sino del corazón detrás de la ofrenda. Hoy, aunque no construimos un tabernáculo físico, seguimos llamados a ofrecer a Dios con libertad, gozo y amor todo lo que tenemos: tiempo, recursos, habilidades. Y, como veremos, es ahí donde ocurre el verdadero milagro.

Punto 1: El pueblo responde con iniciativa personal

Versículo clave: «Y salió toda la congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés.» (Éxodo 35:20)

Versículo relacionado: «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.» (Santiago 1:22)

Explicación: El pueblo no se quedó esperando más instrucciones. Después de oír la palabra, tomaron acción. El deseo de participar no vino de la presión, sino de una comprensión personal del valor de lo que se construiría.

Aplicación práctica: En nuestra vida actual, Dios espera que no seamos oyentes pasivos de Su voluntad. Si sabes que puedes ayudar, servir o contribuir, no esperes que alguien te lo exija. Que tu respuesta a Dios surja de una convicción interna, no de una obligación externa.

Punto 2: La generosidad nace de un corazón dispuesto

Versículo clave: «Y vino todo hombre a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad…» (Éxodo 35:21)

Versículo relacionado: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.» (2 Corintios 9:7)

Explicación: La ofrenda era completamente voluntaria. No era una carga, sino una expresión de gratitud y honra hacia Dios. Esta es la esencia del verdadero dar espiritual: nace del corazón, no del deber.

Aplicación práctica: Cuando das —dinero, tiempo, atención, ayuda— hazlo con gozo, no por obligación. Cuando tu corazón se mueve por amor, tu ofrenda se transforma en adoración. La actitud con la que das es más importante que la cantidad que entregas.

Punto 3: Todos tienen algo que pueden aportar

Versículo clave: «Trajeron ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión, y para todo su servicio, y para las sagradas vestiduras.» (Éxodo 35:21b)

Versículo relacionado: «Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente… de cierto os digo que no perderá su recompensa.» (Mateo 10:42)

Explicación: No todos trajeron oro; algunos llevaron lino, otros pieles, otros madera. Lo importante no era el tipo de material, sino la disposición del dador. Cada elemento era necesario.

Aplicación práctica: Tú tienes algo valioso que puedes aportar: tal vez no dinero, pero sí tiempo, ideas, habilidades, palabras de aliento. Nunca pienses que lo que tienes es muy poco para ser útil. Todo cuenta cuando se hace para Dios.

Punto 4: Hombres y mujeres respondieron en unidad

Versículo clave: «Vinieron así hombres como mujeres; todos los voluntarios de corazón trajeron cadenas, zarcillos, anillos, brazaletes…» (Éxodo 35:22)

Versículo relacionado: «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.» (Gálatas 3:28)

Explicación: La participación no estaba limitada por género, edad o posición. Todos podían formar parte. La unidad del pueblo en torno a un propósito común es lo que impulsó la provisión abundante.

Aplicación práctica: Hoy, todos somos parte del cuerpo de Cristo. No hay tarea demasiado pequeña, ni persona que sobre. Las diferencias de rol no deben dividirnos, sino complementarnos. Sirve donde estés, con quien estés, porque la unidad glorifica a Dios.

Punto 5: Los talentos también son una ofrenda a Dios

Versículo clave: «Todo hombre y mujer cuyo corazón les dio voluntad para traer para toda la obra que Jehová había mandado...» (Éxodo 35:29)

Versículo relacionado: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.» (Colosenses 3:23)

Explicación: Además de materiales, muchas personas ofrecieron sus habilidades para trabajar en la construcción del tabernáculo. Su trabajo, hecho con excelencia y entrega, también era parte de la ofrenda.

Aplicación práctica: Tu talento, profesión u oficio también pueden glorificar a Dios. Si sabes coser, enseñar, diseñar, administrar, construir, cocinar… eso puede ser parte de la obra de Dios. No subestimes lo que sabes hacer: entrégalo al servicio del Reino.

Conclusión

Éxodo 35:20-29 nos muestra cómo un pueblo puede ser movido por el Espíritu para dar generosamente, unirse en propósito y aportar con alegría. Este pasaje nos enseña que la verdadera generosidad no depende de cuánto tenemos, sino de cuán dispuesto está nuestro corazón. Dar, en cualquiera de sus formas, es una expresión práctica de amor y adoración. En una cultura que nos enseña a retener, Dios nos llama a confiar y compartir.

Querido lector, tú formas parte de algo mucho más grande que tú mismo. Dios ha sembrado dones y recursos en tu vida no para que los guardes, sino para que los compartas. No esperes a tener “más” para comenzar. Empieza hoy, con lo que tienes. Cuando das con alegría, cuando sirves con amor, estás construyendo un espacio donde la presencia de Dios puede habitar. El mundo necesita tu parte del “tabernáculo”. ¡No te quedes fuera del milagro de dar!

Hoy es el momento de reflexionar: ¿qué tienes en tus manos que puedas entregar para Dios? No mires lo que te falta; mira lo que ya tienes y ponlo en Sus manos. Recuerda, Dios no mide tu ofrenda por su valor económico, sino por la disposición de tu corazón. Empieza por algo pequeño: una hora, un acto de bondad, una ayuda específica. Así se construyen los tabernáculos del presente: con manos dispuestas y corazones encendidos.

Oración sugerida: “Señor, gracias por todo lo que me has dado. Reconozco que todo proviene de Ti. Hoy te entrego lo que tengo y lo que soy: mis recursos, mis talentos, mi tiempo. Enséñame a dar con alegría y generosidad, y a confiar que Tú proveerás siempre. Úsame como instrumento en tu obra y ayúdame a edificar comunidad con lo que has puesto en mis manos. En el nombre de Jesús, amén.”

Preguntas para Reflexión :

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