Serie: 8 Pasos para vencer la ansiedad… Día 1: Reconocer la raíz de la Ansiedad
Por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
La ansiedad no aparece de la nada. Detrás de cada pensamiento acelerado, de cada insomnio y de cada preocupación constante, existe una raíz: miedo, incertidumbre o la necesidad de controlar lo incontrolable. Cuando no identificamos esas raíces, solo tratamos los síntomas y nunca el verdadero problema.
El primer paso para vencer la ansiedad no es ignorarla, ni tampoco avergonzarnos de sentirla. El inicio del camino está en reconocer qué la provoca y aprender a entregarlo en las manos de Dios, quien nos recuerda que tiene cuidado de nosotros.
Punto 1: El miedo es una raíz oculta de la ansiedad
El miedo al fracaso, a la pérdida, a no ser suficiente o al futuro incierto, puede ser el origen de muchos pensamientos ansiosos. La Biblia nos asegura: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Reconocer esos temores nos ayuda a enfrentarlos con la fortaleza de Dios, y no con nuestras fuerzas.
Punto 2: La incertidumbre alimenta la ansiedad
Vivimos rodeados de preguntas sin respuesta: ¿qué pasará mañana?, ¿qué será de mi trabajo?, ¿qué será de mi familia? Esa incertidumbre genera ansiedad. Pero la Escritura nos invita: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:5). Cuando reconocemos que no tenemos todas las respuestas, podemos descansar en Aquel que sí las tiene.
Punto 3: El afán de control intensifica la ansiedad
La ansiedad crece cuando intentamos controlar lo que no está en nuestras manos: circunstancias, personas o el futuro. Jesús lo expresó con claridad: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” (Mateo 6:27). Reconocer nuestros límites y aceptar la soberanía de Dios nos libera del peso del control absoluto.
Punto 4: Las mentiras sostienen la ansiedad
Muchas veces creemos pensamientos como: “no puedo”, “nunca será suficiente” o “todo saldrá mal”. Estas mentiras alimentan la ansiedad. Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Identificar qué mentira hemos estado creyendo y reemplazarla por la verdad de Dios es un paso crucial para experimentar libertad.
Punto 5: Reconocer la raíz abre la puerta a la sanidad
El reconocimiento no es el fin, sino el inicio del proceso. Jesús nos anima: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí” (Juan 14:1). Cuando nombramos la raíz de nuestra ansiedad y la llevamos a Cristo, encontramos un camino hacia la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Conclusión
La ansiedad tiene raíces profundas: miedo, incertidumbre, control y mentiras. El primer paso no es taparlas ni ignorarlas, sino reconocerlas y entregarlas a Dios. Solo cuando las identificamos podemos comenzar a experimentar la paz que Él promete.
Hoy da un paso de fe: escribe en un papel aquello que identificas como raíz de tu ansiedad. Léelo en voz alta y luego entrégalo a Dios en oración, confiando en que Él cuida de ti.
Preguntas para reflexionar
- ¿Qué miedos reconozco como raíz de mi ansiedad?
- ¿Cómo me afecta la incertidumbre en mi vida diaria?
- ¿Qué cosas estoy intentando controlar que no dependen de mí?
- ¿Qué mentiras he estado creyendo que aumentan mi ansiedad?
- ¿Qué promesa de Dios puedo recordar hoy para reemplazar esos pensamientos?
