Efesios 1:3-14

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Efesios 1:3-14 Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

En Efesios 1:3-14, el apóstol Pablo nos presenta una de las descripciones más ricas y profundas de la bendición que los creyentes han recibido en Cristo. Este pasaje no solo nos habla de la salvación, sino también de la adopción, la redención y el propósito eterno que Dios ha diseñado para cada uno de nosotros.

Cada versículo está impregnado de gratitud y te invita a reflexionar sobre lo que Dios ha hecho por ti. A medida que profundizamos en este pasaje, veremos cómo cada bendición fluye de la gracia de Dios y nos llama a vivir con un propósito celestial.

Punto 1: Benditos con Toda Bendición Espiritual en los Lugares Celestiales

Versículo clave: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.” (Efesios 1:3)

Versículo relacionado: “Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.” (Mateo 21:22)

Explicación: Pablo comienza con una alabanza a Dios, quien nos ha bendecido con «toda bendición espiritual». Estas bendiciones no son materiales, sino espirituales, y se encuentran en Cristo, en los lugares celestiales, lo que implica que estas bendiciones son eternas y divinas.

Aplicación práctica: Como creyentes, no necesitamos buscar la satisfacción en las cosas terrenales, porque ya hemos recibido las bendiciones más grandes que podríamos imaginar en Cristo. La seguridad de nuestra salvación, el poder del Espíritu Santo y la paz eterna están disponibles para nosotros. Vivir conscientes de estas bendiciones nos permite tener una vida centrada en lo eterno, no en lo temporal.

Punto 2: Escogidos en Cristo Antes de la Fundación del Mundo

Versículo clave: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.” (Efesios 1:4)

Versículo relacionado: “Según nos eligió en él antes de la fundación del mundo, para ser santos y sin mancha delante de él, en amor.” (Efesios 1:4)

Explicación: Dios no nos eligió al azar; su plan de redención para nosotros fue determinado antes de la creación del mundo. Esta elección no es por nuestros méritos, sino por su gracia y amor. Además, nos escogió para ser “santos y sin mancha”, lo que indica que el propósito de nuestra vida es vivir de acuerdo con la santidad de Dios.

Aplicación práctica: Esto nos asegura que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros, que está más allá de lo que podemos entender. Cuando experimentamos dificultades o luchas, debemos recordar que Dios nos eligió y su propósito es formarnos en su imagen. Esto nos ayuda a vivir con un propósito claro y nos da una gran esperanza, sabiendo que no estamos aquí por accidente.

Punto 3: Adoptados como Hijos de Dios por Medio de Cristo

Versículo clave: “En amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad.” (Efesios 1:5)

Versículo relacionado: “Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12)

Explicación: Dios no solo nos eligió, sino que nos adoptó como sus hijos. Esta adopción es un acto de amor y se lleva a cabo por medio de Cristo. Somos parte de la familia de Dios, y como hijos, disfrutamos de todas las bendiciones de ser sus herederos. La adopción en Cristo es una expresión del «beneplácito de su voluntad», lo que significa que Dios lo hizo por pura gracia y deseo de darnos lo mejor.

Aplicación práctica: Como hijos de Dios, nuestra identidad no se define por el pasado, por nuestros fracasos ni por lo que el mundo dice de nosotros. Nuestra identidad se define por ser adoptados por un Padre amoroso. Esta verdad nos da un sentido de pertenencia y de seguridad. No importa lo que haya sucedido en nuestra vida antes de Cristo, somos nuevos en Él.

Punto 4: Redimidos por la Sangre de Cristo, Perdón de los Pecados

Versículo clave: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de su gracia.” (Efesios 1:7)

Versículo relacionado: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1:8)

Explicación: En Cristo, hemos recibido la redención por su sangre. Redención significa liberación, y esta liberación vino a través del sacrificio de Jesús en la cruz. Su muerte pagó el precio por nuestros pecados y, como resultado, recibimos el perdón. No fue un perdón parcial, sino completo, según las «riquezas de su gracia», lo que indica la abundancia y profundidad de su amor.

Aplicación práctica: Dios no solo nos perdonó una vez, sino que continúa perdonándonos, porque su gracia es infinita. Debemos vivir conscientes de esta gracia, perdonándonos a nosotros mismos y extendiendo perdón a los demás. Si experimentas culpabilidad, recuerda que el perdón ya fue ofrecido y recibido por la sangre de Cristo.

Punto 5: Sellados con el Espíritu Santo, Garantía de Nuestra Herencia

Versículo clave: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia, hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.” (Efesios 1:13-14)

Versículo relacionado: “Y nos selló y dio las arras del Espíritu en nuestros corazones.” (2 Corintios 1:22)

Explicación: El Espíritu Santo es el «sello» que Dios nos ha dado para garantizar nuestra herencia eterna. Este sello es la evidencia de que pertenecemos a Dios, y el Espíritu actúa como un «anticipo» de lo que nos espera en el cielo. El Espíritu Santo nos da poder, nos guía, y nos recuerda nuestra identidad en Cristo.

Aplicación práctica: El Espíritu Santo no solo es un consuelo, sino una garantía de nuestra salvación. Si alguna vez dudas de tu fe, recuerda que el Espíritu habita en ti, guiándote y fortaleciéndote. En medio de los desafíos, podemos tener certeza de que Dios no nos dejará, pues su Espíritu está con nosotros, asegurando nuestra herencia.

Conclusión

Efesios 1:3-14 nos revela las riquezas incomparables de la gracia de Dios: somos escogidos, adoptados, redimidos y sellados en Cristo. Estas verdades nos invitan a vivir con gratitud y esperanza, sabiendo que nuestra identidad no está en lo que tenemos o en lo que somos, sino en lo que Cristo ha hecho por nosotros.

Querido hermano, Dios no solo te salvó; te ha bendecido con cada bendición espiritual que podrías imaginar. No eres un ser insignificante, sino un hijo amado de Dios, redimido y sellado por su Espíritu. Vive con la certeza de que Él te ha dado todo lo necesario para caminar en victoria. No hay mayor honor que ser parte de Su familia y tener un propósito eterno.

Hoy, toma un tiempo para agradecer a Dios por las bendiciones que has recibido en Cristo. Reconoce que eres un hijo adoptado, perdonado y sellado por Su Espíritu. Vive con gratitud y asegúrate de caminar en la luz de esa identidad, sabiendo que tienes un propósito eterno.

Oración Sugerida: “Padre Celestial, gracias por bendecirme con todas las bendiciones espirituales en Cristo. Gracias por elegirme, adoptarme y redimirme. Te doy gracias por el Espíritu Santo, que me asegura mi herencia eterna. Ayúdame a vivir cada día sabiendo quién soy en Ti y a caminar con propósito y fe. En el nombre de Jesús, amén.”


Preguntas para Reflexión :

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