Efesios 2:11-22 Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
Efesios 2:11-22 es un pasaje clave donde el apóstol Pablo enseña sobre la reconciliación entre judíos y gentiles a través de Cristo. Antes de Cristo, los gentiles estaban alejados de las promesas de Dios, pero ahora, gracias a Su sacrificio, todos somos hechos uno en Él. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la unidad en la Iglesia y el acceso que tenemos al Padre por medio de Cristo.
A lo largo de este estudio, veremos cinco puntos esenciales que nos ayudarán a comprender cómo la obra de Cristo ha derribado las barreras y nos ha hecho parte de la familia de Dios.
Punto 1: Recuerda de dónde Dios te sacó
Versículo clave: «Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne… estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.» (Efesios 2:11-12)
Versículo relacionado: «Mas ahora que habéis conocido a Dios, o más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos?» (Gálatas 4:9)
Explicación: Pablo exhorta a los gentiles a recordar su estado antes de conocer a Cristo: estaban separados de las promesas de Dios, sin esperanza. Esta reflexión no busca condenarlos, sino ayudarles a valorar la gracia recibida.
Aplicación práctica: A veces olvidamos cuán lejos estábamos de Dios antes de conocer Su amor. Recordar nuestro pasado nos ayuda a mantenernos humildes y agradecidos. ¿Estás viviendo cada día con gratitud por lo que Dios ha hecho en tu vida?
Punto 2: Cristo es nuestra paz
Versículo clave: «Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación.» (Efesios 2:14)
Versículo relacionado: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.» (Juan 14:27)
Explicación: Jesús vino a derribar la barrera entre judíos y gentiles, estableciendo la paz. Esta paz no es solo la ausencia de conflictos, sino una unidad profunda basada en Su sacrificio.
Aplicación práctica: En un mundo lleno de divisiones, Cristo nos llama a ser pacificadores. ¿Estamos contribuyendo a la unidad en la Iglesia y en nuestras relaciones diarias?
Punto 3: Somos una nueva humanidad en Cristo
Versículo clave: «Aboliendo en su carne las enemistades… para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.» (Efesios 2:15)
Versículo relacionado: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es.» (2 Corintios 5:17)
Explicación: Cristo no solo unió a los creyentes, sino que los transformó en una nueva identidad. Ya no somos judíos ni gentiles, sino una familia en Cristo.
Aplicación práctica: ¿Estamos viviendo con la mentalidad de una nueva criatura o seguimos aferrados a viejas divisiones y prejuicios?
Punto 4: Tenemos acceso directo al Padre
Versículo clave: «Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.» (Efesios 2:18)
Versículo relacionado: «Lleguemos, pues, confiadamente al trono de la gracia.» (Hebreos 4:16)
Explicación: En Cristo, tenemos libre acceso a Dios, sin necesidad de mediadores humanos. Su sacrificio nos dio el privilegio de acercarnos directamente al Padre.
Aplicación práctica: ¿Estamos aprovechando este acceso a Dios mediante la oración y la comunión con Él?
Punto 5: Somos parte de la familia de Dios
Versículo clave: «Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.» (Efesios 2:19)
Versículo relacionado: «Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía.» (Salmo 133:1)
Explicación: En Cristo, ya no somos forasteros, sino hijos adoptivos de Dios. Como familia, debemos cuidarnos y edificarnos mutuamente.
Aplicación práctica: ¿Estamos viviendo en unidad con nuestros hermanos en la fe o permitimos que pequeñas diferencias nos separen?
Conclusión
Este pasaje nos recuerda que la obra de Cristo no solo nos salvó individualmente, sino que nos integró a una comunidad de fe. Nos ha hecho uno, dándonos acceso directo al Padre y llamándonos a vivir en unidad.
A veces podemos sentirnos solos o sin un propósito claro. Pero Efesios 2:11-22 nos recuerda que en Cristo tenemos identidad, paz y una familia. No estamos solos; somos parte del cuerpo de Cristo y llamados a reflejar Su amor en el mundo.
Es tiempo de vivir como miembros de la familia de Dios. Perdonemos, busquemos la paz y aprovechemos nuestra relación con el Padre. Si hay alguien con quien debes reconciliarte, hazlo hoy.
Oración sugerida: “Señor, gracias por tu amor y por incluirme en tu familia. Ayúdame a vivir en unidad con mis hermanos en la fe y a reflejar tu paz en cada área de mi vida. Enséñame a valorar el acceso que tengo a Ti y a vivir con gratitud. Amén.”
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Cómo me ayuda recordar mi pasado sin Cristo a valorar más Su gracia?
- 2. ¿Estoy promoviendo la paz en mi familia, iglesia y comunidad?
- 3. ¿Estoy viviendo con la identidad de una nueva criatura en Cristo?
- 4. ¿Aprovecho mi acceso a Dios en oración y comunión diaria?
- 5. ¿Estoy edificando la unidad dentro del cuerpo de Cristo o permito divisiones?
