Éxodo 12:1-28

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Éxodo 12:1-28 Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

En Éxodo 12:1-28, encontramos la institución de la Pascua, un evento fundamental en la historia del pueblo de Israel. Este pasaje no solo describe el momento en que Dios le da instrucciones específicas a Moisés y Aarón sobre cómo deben celebrar la primera Pascua, sino que también marca el inicio de la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto. La Pascua se convierte en un símbolo de redención y protección, y es un evento que prefigura el sacrificio de Cristo, el Cordero de Dios, quien nos ofrece liberación del pecado. En este estudio, analizaremos cómo la obediencia a las instrucciones de Dios, la protección divina y el sacrificio redentor se entrelazan para mostrar la fidelidad y el poder de Dios.

Punto 1: La Institución de la Pascua: La Preparación para la Liberación

Versículo clave: «Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero de los meses del año.» (Éxodo 12:2)

Versículo relacionado: «Por tanto, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.» (2 Corintios 5:17)

Explicación: Dios da a Israel una nueva forma de medir el tiempo, estableciendo el mes de la Pascua como el primero del año. Esta es una señal de un nuevo comienzo, un nuevo ciclo para Israel, marcado por su liberación. La Pascua no solo es un evento de liberación física, sino también espiritual, ya que señala el inicio de una nueva era para el pueblo de Dios. En el ámbito cristiano, esta renovación de tiempo refleja la transformación que ocurre al ser liberados del pecado por medio de Cristo. Así como la Pascua fue el inicio de la liberación para Israel, nuestra fe en Cristo marca un nuevo comienzo en nuestra vida.

Aplicación práctica: Cada vez que reconocemos nuestra redención en Cristo, estamos experimentando una nueva creación. No importa cuán difícil haya sido nuestro pasado, en Cristo tenemos un nuevo comienzo. Reflexiona sobre cómo este nuevo inicio puede impactar tu vida cotidiana y cómo vives tu fe, tomando conciencia de que cada día es una oportunidad para caminar en la nueva vida que Dios nos ofrece.

Punto 2: El Cordero de la Pascua: El Sacrificio que Redime

Versículo clave: «Habéis de tomar un cordero por familia, un cordero por casa.» (Éxodo 12:3)

Versículo relacionado: «El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.» (Juan 1:29)

Explicación: Dios manda a Israel seleccionar un cordero sin defecto para sacrificarlo, cuya sangre se utilizaría para marcar las puertas de las casas y proteger a los israelitas de la última plaga. El cordero sin mancha simboliza la pureza y la perfección del sacrificio requerido para la redención. Este cordero es un preámbulo del sacrificio de Cristo, el Cordero perfecto, cuya sangre fue derramada para librarnos del pecado y la condenación. Así como la sangre del cordero protegió a los israelitas, la sangre de Cristo nos protege del juicio de Dios.

Aplicación práctica: El sacrificio de Cristo es el cimiento de nuestra fe. ¿Cómo estamos viviendo en respuesta a este sacrificio? Al igual que los israelitas marcaron sus casas con la sangre del cordero, nosotros debemos permitir que la sangre de Cristo cubra nuestra vida y nos proteja. Este sacrificio nos llama a vivir de manera íntegra, recordando que somos redimidos a un alto precio.

Punto 3: La Comida de la Pascua: La Obediencia y la Unidad en la Celebración

Versículo clave: «Y lo comeréis de prisa; así lo comeréis: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies y vuestro cayado en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la pascua de Jehová.» (Éxodo 12:11)

Versículo relacionado: «Así que, comed este pan, bebed esta copa, y hacedlo en memoria de mí.» (1 Corintios 11:25)

Explicación: El pueblo de Israel debía comer el cordero con rapidez, con los lomos ceñidos, el calzado puesto y el cayado en la mano, preparados para salir en cualquier momento. Esta instrucción refleja la urgencia de la liberación que se iba a dar, así como la obediencia inmediata a la acción de Dios. La comida de la Pascua se convierte en un acto de fe y obediencia, recordando que la salvación de Dios es urgente y que debemos estar siempre listos para responder a Su llamado. En el contexto cristiano, la Cena del Señor es un recordatorio de la obra redentora de Cristo, y también debe ser tomada con reverencia, obediencia y prontitud.

Aplicación práctica: La obediencia a Dios implica estar listos y preparados para seguir Su dirección en todo momento. Vivir como si Cristo pudiera regresar en cualquier momento, manteniéndonos vigilantes y obedientes, es parte de nuestra fe. ¿Cómo estás respondiendo a la urgencia de la salvación? Tu vida debe reflejar esta prontitud para seguir a Dios.

Punto 4: La Sangre del Cordero: La Protección Divina sobre Su Pueblo

Versículo clave: «Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre, y pasaré de vosotros; y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.» (Éxodo 12:13)

Versículo relacionado: «Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.» (Efesios 2:13)

Explicación: La sangre del cordero actúa como un signo de protección para los israelitas, y Dios promete pasar por alto las casas marcadas con sangre cuando envíe la plaga de la muerte. Este acto de gracia y protección es un símbolo de la salvación que Cristo ofrece a través de Su sacrificio. En Cristo, la sangre nos cubre y nos protege de la muerte eterna, y por Su sacrificio, hemos sido reconciliados con Dios.

Aplicación práctica: La sangre de Cristo es la que nos cubre y nos da acceso a la salvación. No debemos tomar a la ligera el sacrificio de Jesús, sino vivir en gratitud y reverencia por lo que hizo por nosotros. Pregúntate, ¿estás permitiendo que la sangre de Cristo cubra tu vida completamente? ¿Estás viviendo con la conciencia de Su protección y salvación?

Punto 5: La Institución de la Pascua como Memorial: Recordando lo que Dios ha Hecho

Versículo clave: «Y guardaréis esto como estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.» (Éxodo 12:14)

Versículo relacionado: «Haced esto en memoria de mí.» (Lucas 22:19)

Explicación: Dios ordena a Israel que celebre la Pascua cada año como un recordatorio de Su liberación y poder. Este memorial es una oportunidad para que las futuras generaciones recuerden lo que Dios hizo por ellos. Para los cristianos, la celebración de la Cena del Señor es el recordatorio constante del sacrificio de Cristo. El acto de recordar no es solo una conmemoración, sino también una forma de renovar nuestra fe y agradecimiento por la redención que hemos recibido.

Aplicación práctica: ¿Cómo estás recordando lo que Dios ha hecho por ti? La vida cristiana es una vida de agradecimiento constante, y la celebración de los actos de Dios nos mantiene enfocados en Su fidelidad. A través de la oración, la alabanza y el estudio de la Palabra, podemos continuar celebrando y recordando lo que Él ha hecho por nosotros.

Conclusión

La institución de la Pascua no solo fue un acto de liberación para Israel, sino un símbolo de la obra redentora de Dios que se cumple en Cristo. Al participar en la Pascua, el pueblo de Israel fue llamado a recordar la fidelidad de Dios y a vivir en obediencia. Para nosotros, como creyentes, la Pascua es un recordatorio constante de que somos redimidos a través del sacrificio de Jesús, el Cordero de Dios. Este pasaje nos invita a vivir con gratitud, obediencia y una constante disposición a recordar lo que Dios ha hecho por nosotros.

Querido hermano, la Pascua es más que un evento del pasado; es una realidad viva en nuestra vida hoy. Dios ha hecho grandes cosas por nosotros, y cada día es una oportunidad para vivir en gratitud y obediencia. No olvides que eres redimido por un precio precioso, y que Él te ha llamado a caminar en libertad. ¡Que tu vida sea un testimonio constante de Su amor y salvación!

Hoy, te invito a reflexionar sobre la redención que has recibido en Cristo. Si aún no has experimentado esta liberación, te animo a que tomes el paso de aceptar a Jesús como tu Salvador y Señor. Si ya lo has hecho, te invito a vivir en gratitud y obediencia, recordando siempre lo que Él ha hecho por ti. No dejes que la rutina te haga olvidar la grandeza de Su sacrificio.

Oración sugerida: “Señor, gracias por Tu sacrificio en la cruz, que nos ha dado la verdadera liberación. Gracias por Tu sangre que nos cubre y nos da vida eterna. Ayúdame a vivir en obediencia y gratitud, recordando siempre Tu fidelidad. Que mi vida refleje el sacrificio que hiciste por mí. En el nombre de Jesús, amén.”


Preguntas para Reflexión :

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