Éxodo 35:4-9

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Éxodo 35:4-9 Estudio por Pastor Daniel Praniuk

Introducción

Éxodo 35:4-9 nos introduce en un momento especial donde Dios llama al pueblo a participar activamente en la construcción del Tabernáculo. Sin imposición ni presión, se les pide algo muy claro: que todo aquel de corazón generoso traiga una ofrenda voluntaria. Este llamado es más que un asunto de materiales; es una invitación a contribuir desde el corazón para la gloria de Dios. Hoy, este principio sigue vigente: Dios no quiere una entrega forzada, sino una participación voluntaria y alegre. ¿Estás dispuesto a dar lo mejor de ti?

Punto 1: El mandato viene de parte de Dios, no del hombre

Versículo clave: «Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado.» (Éxodo 35:4)

Versículo relacionado: «Porque no os he dado mandamiento de parte mía, sino de parte de Jehová.» (Jeremías 26:12)

Explicación: Moisés deja claro que lo que está a punto de comunicar no es una iniciativa personal, sino una instrucción divina. Es vital distinguir entre ideas humanas y los mandatos de Dios. La autoridad de lo que se va a hacer viene directamente del Señor.

Aplicación práctica: En la vida moderna, a veces confundimos nuestras metas con las de Dios. Antes de involucrarte en un proyecto o de hacer una ofrenda, pregúntate: ¿viene esto de parte de Dios? Cuando damos sabiendo que seguimos un propósito divino, nuestro corazón encuentra gozo y sentido.

Punto 2: Dios invita a participar, no obliga a nadie

Versículo clave: «Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová...» (Éxodo 35:5a)

Versículo relacionado: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.» (2 Corintios 9:7)

Explicación: Dios no impuso una cuota. No obligó a nadie. Él solo pidió la participación voluntaria de quienes tuvieran un corazón generoso. Esta libertad para dar revela el carácter relacional del Señor: quiere nuestra entrega sincera, no manipulada.

Aplicación práctica: La generosidad verdadera no nace del deber, sino del amor. Si das por obligación, no estás honrando a Dios. Pero si das con alegría, reflejas su corazón. Ya sea dinero, tiempo o talentos, da desde tu voluntad, no desde la presión.

Punto 3: La ofrenda debe ser excelente y específica

Versículo clave: «Esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata, bronce, azul, púrpura, carmesí…» (Éxodo 35:5b-6)

Versículo relacionado: «Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos.» (Proverbios 3:9)

Explicación: No se pidió cualquier cosa. Dios especificó materiales valiosos y elementos finos, lo mejor de lo que el pueblo tenía. Esto no solo tiene un valor económico, sino también simbólico: Dios merece lo mejor.

Aplicación práctica: Cuando se trata de dar a Dios, no debemos ofrecer lo que sobra ni lo que es mediocre. ¿Le estás dando lo mejor de tu tiempo, energía, recursos o solo lo que te queda al final del día? Dios merece excelencia, porque Él nos dio lo mejor: a Su Hijo.

Punto 4: Todos pueden aportar desde lo que tienen

Versículo clave: «…pelo de cabra, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia…» (Éxodo 35:6-7)

Versículo relacionado: «Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros…» (1 Pedro 4:10)

Explicación: No todos tenían oro, pero otros podían aportar madera o pieles. La variedad de elementos demuestra que cada persona tenía algo que ofrecer, aunque fuera distinto.

Aplicación práctica: En la iglesia o en cualquier obra de Dios, no todos hacemos lo mismo, pero todos podemos hacer algo. No te compares con los dones o recursos de otros. Da desde lo que Dios te ha dado. Tu contribución, aunque parezca pequeña, es valiosa si es sincera.

Punto 5: El propósito final es para la presencia de Dios entre su pueblo

Versículo clave: «…aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático…» (Éxodo 35:8)

Versículo relacionado: «Edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.» (Mateo 16:18)

Explicación: Los elementos que se pedían no eran para lujo ni para ostentación, sino para preparar un lugar donde Dios habitaría. La unción, la luz y el incienso son figuras de comunión, adoración y dirección espiritual.

Aplicación práctica: Todo lo que damos y hacemos debe apuntar a que la presencia de Dios se manifieste. No es para engrandecer personas, sino para exaltar al Señor. Revisa tus motivaciones: ¿lo que haces contribuye a que otros se acerquen a Dios?

Conclusión

Éxodo 35:4-9 nos enseña que la verdadera ofrenda es aquella que nace del corazón y se entrega con excelencia. Dios no busca lo que no tienes, sino tu disposición para dar lo que sí posees, sea poco o mucho. Cada uno de nosotros ha sido llamado a participar activamente en la obra de Dios, y nuestra generosidad revela cuánto confiamos en Él y cuánto valoramos su presencia en nuestras vidas.

Querido lector, nunca subestimes lo que puedes dar. Tu tiempo, tu talento, tu sonrisa, tu oración… todo cuenta en el Reino. Dios no espera perfección, pero sí un corazón dispuesto. Él te dio todo lo que tienes, no para que lo guardes con miedo, sino para que lo uses con propósito. Cuando das con alegría, no solo bendices a otros, también experimentas el gozo de participar en algo eterno. ¡No te detengas! Dios usará tu entrega más allá de lo que imaginas.

Hoy es un buen día para revisar cómo estamos contribuyendo a la obra de Dios. No se trata solo de dinero, sino de tiempo, talentos y obediencia. Pregúntate: ¿Qué estoy aportando a mi comunidad de fe? ¿Estoy dando con alegría y disposición? Dios no necesita nuestras cosas, pero desea nuestro corazón. Decide dar con generosidad, no solo por lo que tienes, sino por lo mucho que Dios te ha dado.

Oración sugerida: “Señor amado, gracias por darme la oportunidad de participar en tu obra. Ayúdame a tener un corazón generoso, dispuesto a servir y a dar con alegría. No quiero retener lo que Tú me has dado, sino usarlo para bendecir a otros y glorificar tu nombre. Muéstrame cómo puedo contribuir desde lo que tengo, y enséñame a hacerlo con excelencia y amor. En el nombre de Jesús, amén.”

Preguntas para Reflexión :

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