Gálatas 3:19-29 Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
En el pasaje de Gálatas 3:19-29, el apóstol Pablo ofrece una explicación clara sobre el propósito de la ley y la superioridad de la fe en Cristo sobre las obras de la ley. La ley, según Pablo, fue dada para mostrar la necesidad de un salvador, pero nunca tuvo la intención de ser el medio para la salvación. Cristo vino para cumplir la ley y ofrecernos la justificación por medio de la fe. Este pasaje es crucial para comprender nuestra relación con la ley y cómo, a través de la fe en Jesús, todos los creyentes –judíos y gentiles– somos incluidos en las promesas de Dios. En este estudio, exploraremos cinco puntos clave que nos ayudarán a comprender el propósito de la ley, el papel de Cristo y la nueva identidad que los creyentes reciben en Él.
Punto 1: La Ley Fue Dada a Causa de las Transgresiones
Versículo clave: “¿Luego para qué la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.” (Gálatas 3:19)
Versículo relacionado: «Por lo tanto, la ley es nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe.» (Gálatas 3:24)
Explicación: Pablo empieza este pasaje respondiendo a una pregunta crucial: ¿cuál es el propósito de la ley si la justificación viene por la fe? La ley fue dada para señalar el pecado, para mostrarnos que no podemos cumplir con los estándares de justicia de Dios por nosotros mismos. La ley actúa como un espejo que refleja nuestra necesidad de un salvador. No es que la ley sea mala, sino que su función era temporal, hasta que viniera el «sembrador» o la «simiente» prometida, que es Cristo. La ley era un tutor que nos preparaba para la llegada de Cristo, mostrando nuestra incapacidad de cumplir con ella y nuestra necesidad de gracia.
Aplicación práctica: Hoy, la ley todavía tiene la función de mostrarnos nuestro pecado y nuestra necesidad de salvación. ¿Te has dado cuenta de cuán imperfecto eres en comparación con los estándares de Dios? La ley no te condena, sino que te señala que necesitas a Cristo, y Él es la única respuesta a esa necesidad.
Punto 2: La Promesa Hecha a Abraham y Su Cumplimiento en Cristo
Versículo clave: “Pero el mediador no lo es de uno, pero Dios es uno. La ley no es contraria a las promesas de Dios; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera ciertamente por la ley. Pero la escritura lo ha encerrado todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los que creen.” (Gálatas 3:20-22)
Versículo relacionado: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.» (Juan 3:16)
Explicación: Pablo aclara que la ley no es contraria a las promesas de Dios, sino que ambas tienen propósitos diferentes. La promesa hecha a Abraham, que incluiría a todas las naciones en la bendición, se cumple en Cristo. La ley no podía dar vida o justificar a nadie, porque no podía proveer la solución al pecado, pero la promesa de Dios, que se da a través de la fe en Jesucristo, sí lo hace. La escritura “encerró todo bajo pecado”, indicando que tanto judíos como gentiles están bajo la misma necesidad de redención, y esa redención solo se encuentra en Cristo.
Aplicación práctica: La ley nos señala la necesidad de salvación, pero es la promesa de Dios a través de Cristo la que realmente nos da vida. ¿Estás buscando justicia por medio de tus propios esfuerzos, o estás descansando en la promesa de vida eterna que se ofrece por la fe en Cristo?
Punto 3: La Ley, Nuestro Tutor Hacia Cristo
Versículo clave: “Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. Así que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.” (Gálatas 3:23-25)
Versículo relacionado: «Ahora bien, el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.» (Hebreos 10:38)
Explicación: Pablo explica que la ley actuó como un “tutor” o “ayo” para guiarnos hasta Cristo. El término “ayo” hace referencia a un esclavo que cuidaba a los niños en la familia y los guiaba en su educación. La ley tenía el propósito de enseñarnos nuestra incapacidad de salvarnos y nuestra necesidad de un salvador. Ahora que la fe ha sido revelada a través de Cristo, ya no necesitamos la ley como tutor, porque la justificación es por la fe en Él.
Aplicación práctica: La fe en Cristo nos libera de la esclavitud de tratar de alcanzar la justicia por nuestra cuenta. Si todavía intentas vivir bajo la condena de la ley, recuerda que Cristo ha cumplido todo lo que la ley demandaba. Ya no eres un esclavo de la ley, sino hijo de Dios por medio de la fe en Él.
Punto 4: Nuestra Nueva Identidad en Cristo
Versículo clave: “Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:26-28)
Versículo relacionado: «Porque somos su obra, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.» (Efesios 2:10)
Explicación: Pablo explica que, en Cristo, nuestra identidad cambia radicalmente. Ya no somos definidos por nuestras circunstancias terrenales (nacionalidad, estatus social, género), sino por nuestra relación con Él. Todos somos iguales en Cristo y participamos por igual de las bendiciones de la promesa. Este versículo subraya la unidad de todos los creyentes en Cristo y la nueva identidad que recibimos como hijos de Dios.
Aplicación práctica: En Cristo, nuestra identidad ya no está definida por las etiquetas que el mundo nos pone. ¿Cómo te ves a ti mismo? Si te ves como alguien definido por su pasado, sus errores o su estatus social, recuerda que en Cristo eres una nueva criatura. Tu valor está en Él y en lo que Él ha hecho por ti.
Punto 5: La Promesa a los Descendientes de Abraham
Versículo clave: “Y si vosotros sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, y herederos según la promesa.” (Gálatas 3:29)
Versículo relacionado: «Porque no sois como los que viven bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué diremos? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? De ninguna manera.» (Romanos 6:15)
Explicación: Pablo concluye este pasaje enfatizando que, al ser parte de Cristo, somos herederos de la promesa hecha a Abraham. No es la sangre de Abraham la que nos hace herederos, sino nuestra fe en Cristo. Esto nos hace parte del pueblo de Dios, recibiendo todas las bendiciones prometidas a Abraham, incluyendo la justificación, la gracia y la vida eterna.
Aplicación práctica: Al ser parte de la familia de Dios, podemos vivir con la certeza de que las promesas de Dios son nuestras. No somos esclavos de la ley, sino herederos de Su gracia. ¿Estás viviendo como un hijo de Dios, recibiendo y confiando en Sus promesas? Vive con la seguridad de que todo lo que Dios ha prometido es tuyo en Cristo.
Conclusión
El pasaje de Gálatas 3:19-29 es un recordatorio poderoso de que la justificación no depende de la ley, sino de la fe en Jesucristo. La ley tenía un propósito temporal, y cuando Cristo vino, cumplió lo que la ley no podía hacer: ofrecernos salvación por gracia. A través de la fe, no solo somos perdonados, sino que recibimos una nueva identidad como hijos de Dios, herederos de las promesas hechas a Abraham. Ya no vivimos bajo la condena de la ley, sino bajo la gracia que nos ha sido dada a través de Cristo.
Querido amigo, este es un mensaje de esperanza y libertad. La justicia que Dios demanda no se alcanza a través de tus esfuerzos, sino por la fe en lo que Cristo hizo por ti en la cruz. Hoy, vive con la seguridad de que eres hijo de Dios, heredero de Sus promesas. No te dejes atrapar por las mentiras que te dicen que debes hacer más para ganar Su amor. ¡Él te ama tal como eres, y en Cristo ya tienes todo lo que necesitas!
Hoy, toma un momento para reflexionar sobre tu identidad en Cristo. Si has estado buscando la justificación a través de tus propios esfuerzos, abandona esa carga y descansa en la obra perfecta de Cristo. Repite a diario: «Soy hijo de Dios, justificado por la fe, heredero de las promesas». Deja que esta verdad transforme tu vida y tus decisiones diarias.
Oración Sugerida: “Señor, gracias por la gracia inmensa que has derramado sobre mí. Te agradezco por la salvación que no depende de mis esfuerzos, sino de la fe en lo que Cristo hizo por mí. Ayúdame a vivir como un hijo tuyo, confiando en Tus promesas y descansando en Tu amor. Te doy gracias por la libertad que me das en Cristo. Amén.”
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿En qué áreas de tu vida todavía estás buscando justicia a través de tus propios esfuerzos en lugar de descansar en la fe en Cristo?
- 2. ¿Cómo puedes vivir más plenamente como un hijo de Dios, sabiendo que tu identidad está en Cristo?
- 3. ¿Qué cambios prácticos puedes hacer para vivir según la gracia de Dios y no bajo la condena de la ley?
- 4. ¿Cómo puedes compartir con otros la libertad que tienes en Cristo, mostrando que la salvación es por gracia y no por obras?
- 5. ¿Qué significa para ti ser heredero de las promesas de Dios y cómo puedes vivir con esa esperanza?
