Gálatas 3:6-18 Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
En Gálatas 3:6-18, el apóstol Pablo continúa su argumentación para corregir las falsas enseñanzas que estaban infiltrándose en la iglesia de Galacia. Algunos cristianos estaban siendo engañados por aquellos que les decían que, además de la fe en Cristo, debían seguir la ley de Moisés para ser justificados ante Dios. En este pasaje, Pablo expone la justificación por la fe, refiriéndose a los ejemplos de Abraham y la promesa hecha a él. La clave del mensaje es que la bendición de Dios no depende de la ley, sino de la gracia, a través de la fe en Jesucristo. Este pasaje no solo refuerza la verdad del evangelio, sino que también nos recuerda que la promesa de Dios es accesible a todos, independientemente de su origen o circunstancias.
Punto 1: La Justificación de Abraham por la Fe
Versículo clave: “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son hijos de Abraham.” (Gálatas 3:6-7)
Versículo relacionado: «Porque no somos descendientes de Abraham por la carne, sino por la fe que sigue el ejemplo de Abraham.» (Romanos 4:12)
Explicación: Pablo recurre al ejemplo de Abraham para ilustrar que la justificación ante Dios siempre ha sido por la fe, no por las obras de la ley. Abraham creyó en las promesas de Dios, y ese acto de fe fue contado por justicia, es decir, fue reconocido por Dios como justo. Este pasaje establece que no es el cumplimiento de la ley lo que nos justifica, sino la fe en las promesas de Dios. Pablo quiere que los gálatas (y nosotros) comprendamos que la verdadera filiación espiritual, como hijos de Abraham, es a través de la fe.
Aplicación práctica: Es fácil caer en la tentación de pensar que nuestra relación con Dios depende de nuestras obras o nuestra obediencia. Sin embargo, el ejemplo de Abraham nos recuerda que es la fe lo que nos une a Dios. Hoy, ¿estás confiando en Cristo para tu salvación, o estás tratando de ganar la aprobación de Dios a través de tus esfuerzos y buenas obras?
Punto 2: La Promesa de Bendición a los que Tienen Fe
Versículo clave: “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los que son de fe son bendecidos con el creyente Abraham.” (Gálatas 3:8-9)
Versículo relacionado: «Y, si vosotros sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa.» (Gálatas 3:29)
Explicación: Pablo explica que la promesa hecha a Abraham, de que “todas las naciones serían bendecidas” a través de él, se refiere a la justificación por la fe, no por la ley. Este mensaje de bendición no es exclusivo para los judíos, sino que incluye a todos los pueblos, tanto judíos como gentiles, que creen en las promesas de Dios. De esta forma, la fe se convierte en el medio por el cual todos somos partícipes de la bendición de Abraham.
Aplicación práctica: La promesa de bendición es inclusiva. No importa quién eres ni de dónde vienes, si crees en Jesús, eres parte de esa promesa de Abraham. Esto debería animarnos a vivir con la certeza de que no hay barreras para recibir la gracia de Dios. ¿Te sientes fuera de lugar, excluido, o como si no merecieras la gracia de Dios? Este versículo te recuerda que, a través de la fe en Cristo, todos somos incluidos en las promesas de Dios.
Punto 3: La Maldición de la Ley y la Justificación por la Fe
Versículo clave: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición; pues escrito está: Maldito todo el que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” (Gálatas 3:10-12)
Versículo relacionado: «Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.» (Romanos 10:4)
Explicación: Pablo deja claro que vivir bajo la ley y depender de ella para la justificación significa estar bajo maldición, porque nadie puede cumplir perfectamente con la ley. La ley exige obediencia completa, pero nadie puede cumplirla por completo, lo que nos coloca en una posición de maldición. Solo a través de la fe en Cristo, quien cumplió perfectamente la ley, podemos ser justificados y liberados de esta maldición. Pablo cita Deuteronomio 27:26 para ilustrar que la ley es inalcanzable, y por lo tanto, no puede ser el medio para la salvación.
Aplicación práctica: Si estamos buscando nuestra justificación a través de nuestros propios esfuerzos, la ley solo nos llevará a la frustración, ya que nunca podremos cumplirla completamente. La clave es poner nuestra confianza en Cristo, quien ya cumplió con la ley en nuestro lugar. Hoy, ¿estás confiando en tus propios esfuerzos para ser justo delante de Dios, o estás descansando en la gracia que se te ha dado a través de Cristo?
Punto 4: Cristo Nos Redime de la Maldición de la Ley
Versículo clave: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” (Gálatas 3:13-14)
Versículo relacionado: «Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, muertos al pecado, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.» (1 Pedro 2:24)
Explicación: Pablo explica que Cristo ha tomado sobre sí la maldición que nos correspondía, al ser crucificado. En la cruz, Jesús fue hecho maldición por nosotros, tomando nuestro lugar y cumpliendo la ley perfecta que no podíamos cumplir. Este acto de gracia nos permite recibir la bendición de Abraham y, a través de la fe, el Espíritu Santo. La obra redentora de Cristo es la clave para nuestra justificación y la manera en que somos incluidos en las promesas de Dios.
Aplicación práctica: Jesús pagó el precio por nuestra salvación al morir en la cruz. Su sacrificio nos permite recibir la bendición de ser justificados por fe y vivir bajo la guía del Espíritu Santo. ¿Estás viviendo como alguien libre de la condena de la ley gracias a lo que Cristo hizo por ti, o aún te sientes atrapado por la culpa y la condena de tus propios errores? La cruz es suficiente, y esa es nuestra esperanza.
Punto 5: La Promesa Inmutable de Dios
Versículo clave: “Hermanos, os hablaré de manera humana: Cuando alguien hace un testamento, nadie lo anula ni le añade, una vez que ha sido confirmado.” (Gálatas 3:15-18)
Versículo relacionado: «Porque las promesas de Dios son en Él, sí; y en Él, amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.» (2 Corintios 1:20)
Explicación: Pablo utiliza una ilustración sobre un testamento para explicar la inmutabilidad de la promesa de Dios. Cuando Dios hizo la promesa a Abraham, la confirmación de esa promesa no dependió de ninguna obra humana, sino que fue un acuerdo divino, sellado por la gracia. La promesa de la bendición y la justificación por la fe es irrevocable, y la ley no puede anularla ni añadirle nada. La gracia de Dios es la base sólida sobre la cual descansamos, y esta promesa es segura.
Aplicación práctica: La promesa de Dios es firme y segura. No importa cuán tentados estemos a pensar que podemos perder su favor o que nuestra salvación depende de nosotros, la promesa de Dios es inquebrantable. ¿Estás viviendo con la certeza de que las promesas de Dios son seguras para ti, independientemente de tus circunstancias? Confía en Su palabra.
Conclusión
Pablo nos recuerda que la salvación y la justificación vienen solo a través de la fe en Jesucristo, y no por el cumplimiento de la ley. La fe, ejemplificada por Abraham, es la que nos hace herederos de las promesas de Dios. La obra de Cristo en la cruz nos libera de la maldición de la ley y nos permite recibir la bendición de Dios por gracia. Esta promesa es inmutable, y nuestra esperanza está firmemente anclada en la fidelidad de Dios.
Amado amigo, hoy te invito a reflexionar sobre el increíble regalo que tienes en Cristo. Él cumplió lo que tú no podías cumplir y pagó lo que tú no podías pagar. No necesitas añadir nada a su obra redentora, solo creer y descansar en lo que Él ha hecho por ti. La promesa de Dios es para ti, no importa quién eres ni cuál sea tu pasado. Vive con la confianza de que eres justo ante los ojos de Dios por la fe, no por lo que has hecho, sino por lo que Él ha hecho por ti. ¡Recibe Su paz y vive en libertad!
Hoy, te animo a que tomes un paso de fe. Si has estado luchando por cumplir con la ley o depender de tus propios esfuerzos, entrega todo eso a Jesús. Reposa en Su gracia, y permite que Su Espíritu te guíe. No tienes que vivir bajo la condena de la ley, porque Cristo ya te ha redimido. Vive como un hijo de la promesa, sabiendo que la salvación es un regalo que solo se recibe por la fe.
Oración Sugerida: “Señor Jesús, gracias por tu sacrificio en la cruz, por tomar sobre ti mi maldición y darme tu bendición. Ayúdame a descansar en tu gracia y a vivir por la fe, confiando en tu obra redentora. Te pido que me liberes de la tentación de depender de mis propios esfuerzos y que me guíes por el Espíritu Santo en mi caminar diario. Amén.”
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿En qué áreas de tu vida estás tratando de depender de tus propios esfuerzos en lugar de confiar en la gracia de Dios?
- 2. ¿Cómo puedes vivir con más gratitud por la bendición que has recibido por medio de la fe?
- 3. ¿Estás permitiendo que la promesa de Dios sea suficiente para ti, o estás tratando de agregar algo a ella?
- 4. ¿De qué manera puedes ayudar a otros a entender que la salvación no depende de las obras, sino de la fe en Cristo?
- 5. ¿Qué pasos prácticos puedes tomar hoy para vivir con la certeza de que eres justo ante los ojos de Dios por la fe?
