Hebreos 3:1-6 Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
En este pasaje, el autor de Hebreos exhorta a los creyentes a considerar a Jesús, quien es superior a Moisés. Aunque Moisés fue un gran siervo en la casa de Dios, Jesús es el Hijo que gobierna sobre la casa. Esta enseñanza es crucial porque muchos judíos convertidos al cristianismo aún tenían una alta estima por Moisés y la Ley, pero el escritor deja claro que Cristo es digno de mayor honra.
Para nosotros hoy, este mensaje sigue siendo relevante: ¿Dónde está puesta nuestra confianza? ¿Estamos aferrándonos a tradiciones o comprendemos que nuestra fe debe estar centrada en Cristo?
Punto 1: Somos llamados a considerar a Jesús
Versículo clave: «Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús.» (Hebreos 3:1)
Versículo relacionado: «Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.» (Hebreos 12:2)
Explicación: El autor de Hebreos nos invita a considerar a Jesús, es decir, a reflexionar profundamente en quién es Él y en su obra. Lo llama «Apóstol» (enviado por Dios) y «Sumo Sacerdote» (quien nos representa ante Dios).
Aplicación práctica: En nuestro día a día, es fácil distraernos con problemas, responsabilidades y preocupaciones. Pero la Biblia nos recuerda que debemos enfocar nuestra atención en Jesús, porque solo en Él encontramos dirección, propósito y salvación.
Punto 2: Jesús es fiel en su misión, así como Moisés fue fiel en la casa de Dios
Versículo clave: «El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.» (Hebreos 3:2)
Versículo relacionado: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré.» (Mateo 25:21)
Explicación: Tanto Moisés como Jesús fueron fieles en la obra que Dios les encomendó. Moisés lideró al pueblo de Israel con obediencia, pero Jesús es aún más fiel porque cumplió perfectamente la voluntad del Padre y nos redimió mediante su sacrificio.
Aplicación práctica: Dios nos llama a ser fieles en lo que nos ha encomendado, ya sea en el trabajo, la familia o el ministerio. No se trata de hacer cosas grandes, sino de obedecer con fidelidad en lo que Dios nos ha puesto.
Punto 3: Jesús es digno de mayor honra que Moisés
Versículo clave: «Porque de tanta mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la edificó.» (Hebreos 3:3)
Versículo relacionado: «Toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.» (Hebreos 3:4)
Explicación: Moisés era parte de la casa de Dios, pero Jesús es el constructor de la casa. Esto significa que, aunque Moisés fue un gran líder, Jesús es el Creador y el Señor de todo.
Aplicación práctica: A veces, podemos poner nuestra confianza en líderes espirituales, iglesias o tradiciones religiosas. Sin embargo, solo Jesús es digno de nuestra total confianza. Debemos seguir buenos ejemplos, pero nuestra fe debe estar en Cristo, no en los hombres.
Punto 4: Moisés fue siervo en la casa, pero Cristo es Hijo sobre ella
Versículo clave: «Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se había de decir; pero Cristo como hijo sobre su casa.» (Hebreos 3:5-6a)
Versículo relacionado: «Y vino una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.» (Mateo 3:17)
Explicación: Moisés fue un siervo, pero Jesús es el Hijo. Mientras que Moisés anunció la venida de Cristo, Jesús es el cumplimiento de todas las promesas de Dios.
Aplicación práctica: Nuestra identidad en Cristo nos da seguridad. No somos simples sirvientes sin relación con Dios, sino que, por medio de Cristo, hemos sido hechos hijos de Dios y herederos de su reino.
Punto 5: Somos la casa de Dios si permanecemos firmes en nuestra fe
Versículo clave: «Si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.» (Hebreos 3:6b)
Versículo relacionado: «Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.» (Hebreos 10:38)
Explicación: La verdadera evidencia de que pertenecemos a la casa de Dios es que perseveramos en la fe. No basta con comenzar bien; debemos mantenernos firmes hasta el final.
Aplicación práctica: La vida cristiana es una carrera de resistencia, no de velocidad. Cuando enfrentamos dificultades, debemos recordar que Dios nos sostiene y que nuestra esperanza está en Cristo.
Conclusión
Este pasaje nos recuerda la superioridad de Cristo sobre Moisés y nos llama a fijar nuestra mirada en Jesús. Debemos confiar en Él, ser fieles en nuestro llamado y perseverar en la fe.
Dios no nos ha llamado a una religión vacía, sino a una relación viva con su Hijo. Que nuestra fe no dependa de las circunstancias, sino de la certeza de que Jesús es nuestro Salvador y Señor.
Si alguna vez sientes que no puedes seguir adelante, recuerda que Jesús es fiel. Él ha prometido sostenerte y fortalecerte. No te apoyes en tu propia fuerza, sino en su poder.
Cristo es más grande que cualquier problema que enfrentes. Confía en Él, porque su amor y fidelidad nunca fallan.
Hoy, decide centrar tu vida en Jesús. No pongas tu confianza en personas, títulos o logros, sino en el único que es digno de toda honra. Permanece firme en la fe y vive con la certeza de que Cristo está contigo.
Oración sugerida: “Señor Jesús, gracias por ser mi Salvador y mi refugio. Ayúdame a considerar tu grandeza y a mantener mi confianza en ti. Dame fidelidad en mi caminar y ayúdame a perseverar hasta el fin. En tu nombre, amén.”
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Estoy poniendo mi confianza en Jesús o en cosas pasajeras?
- 2. ¿Cómo puedo considerar más a Jesús en mi vida diaria?
- 3. ¿Estoy siendo fiel en lo que Dios me ha encomendado?
- 4. ¿De qué manera puedo fortalecer mi fe para perseverar hasta el fin?
- 5. ¿Cómo puedo demostrar con mi vida que Jesús es el Señor de mi casa?
