«¡Cree y Verás lo Imposible:
La Gloria de Dios Revelada!»
Juan 11:40 por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
El capítulo 11 de Juan nos narra uno de los eventos más extraordinarios del ministerio de Jesús: la resurrección de Lázaro. En este contexto, Jesús pronuncia una promesa que desafía la lógica humana y nos invita a creer en el poder de Dios incluso en medio de lo imposible. La declaración en Juan 11:40 no solo fue para Marta, sino que también tiene implicaciones eternas y prácticas para nosotros hoy.
El enfoque de este mensaje será explorar el significado profundo de «ver la gloria de Dios» y cómo la fe activa es el puente que nos conecta con Su poder.
Trasfondo Contextual
El contexto inmediato de Juan 11:40 está en la conversación de Jesús con Marta. Marta y María estaban en duelo por la muerte de su hermano, Lázaro, quien había estado en la tumba por cuatro días. En la cultura judía, esto simbolizaba la certeza de la muerte, ya que el cuerpo comenzaba a descomponerse. Este detalle enfatiza que el milagro requería un poder sobrenatural.
El trasfondo histórico y cultural nos muestra que los milagros de resurrección no eran comunes y estaban asociados con la manifestación directa de Dios. En el Antiguo Testamento, ver la gloria de Dios era experimentar Su presencia, poder y carácter (Éxodo 33:18-23). Jesús, como el Hijo de Dios, encarna esa gloria y la revela a través de este milagro.
Exégesis de Juan 11:40 y Desarrollo de Puntos
Punto 1: La Fe Como Condición (πιστεύω – pisteúō)
La palabra griega usada para «creer» es pisteúō, que implica confiar plenamente, depositar fe en algo o alguien. En este versículo, Jesús no pide un entendimiento intelectual, sino una fe activa que trascienda las circunstancias.
Aplicación Práctica:
- La fe comienza con reconocer la autoridad de Jesús sobre todas las áreas de nuestra vida, incluso las más difíciles.
- Pregúntate: ¿Qué áreas de tu vida necesitan un acto de fe para permitir que Dios manifieste Su gloria?
Punto 2: Ver la Gloria de Dios (δόξα – dóxa)
La palabra dóxa en griego se refiere a la gloria divina, el esplendor y la manifestación visible del carácter y poder de Dios. Aquí no se trata solo de presenciar un milagro, sino de experimentar quién es Dios en Su plenitud.
Aplicación Práctica:
- Ver la gloria de Dios implica abrir nuestros ojos espirituales para reconocer Su presencia en lo cotidiano.
- Reflexiona: ¿Cómo puedes buscar activamente la gloria de Dios en tu vida diaria?
Punto 3: El Poder de la Promesa Divina
Jesús comienza diciendo: “¿No te he dicho…?”. Esto resalta la importancia de recordar y aferrarse a las promesas de Dios. Su palabra es firme y digna de confianza.
Aplicación Práctica:
- Haz un inventario de las promesas que Dios te ha dado en Su Palabra. Escríbelas y ora sobre ellas.
- Vive en expectativa: cuando Dios promete, Él cumple.
Punto 4: La Gloria en Medio de lo Imposible
El milagro ocurrió en una situación aparentemente irremediable. Jesús mostró que no hay límites para el poder de Dios, incluso frente a la muerte.
Aplicación Práctica:
- Identifica las «tumbas» en tu vida (sueños rotos, relaciones destruidas, fracasos). Invita a Jesús a esas áreas imposibles.
- Testifica cuando veas Su poder en acción, para que otros también crean.
Punto 5: La Respuesta de Obediencia
Antes de que el milagro ocurriera, Jesús pidió que removieran la piedra. Este acto de obediencia fue necesario para que la gloria de Dios se manifestara.
Aplicación Práctica:
- ¿Qué «piedras» necesitas remover en tu vida? Tal vez sean dudas, pecados o falta de perdón.
- La obediencia abre la puerta a los milagros. Sé intencional en seguir las instrucciones de Dios.
Punto 6: Un Testimonio Que Transforma
La resurrección de Lázaro no solo glorificó a Dios, sino que también se convirtió en un testimonio que llevó a muchos a creer (Juan 11:45).
Aplicación Práctica:
- Permite que tus experiencias con Dios sean un testimonio para otros.
- Habla de lo que Dios ha hecho en tu vida. Nunca subestimes el poder de tu historia personal.
Conclusión
Juan 11:40 nos invita a una vida de fe activa que confía en las promesas de Dios y espera ver Su gloria manifestada. Jesús no está limitado por nuestras circunstancias, y Su poder sigue siendo el mismo hoy.
- ¿Estás dispuesto a creer y obedecer a Jesús incluso cuando todo parece perdido?
- Rinde tus miedos y dudas al Señor. Declara en oración: “Señor, creo; ayúdame en mi incredulidad.”

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