Marcos 12:28-34
Introducción
El pasaje de Marcos 12:28-34 es uno de los textos más conocidos del Nuevo Testamento, donde Jesús resume toda la Ley de Dios en dos mandamientos. En este diálogo con un escriba, Jesús revela el corazón del evangelio: amar a Dios y amar al prójimo. Esta enseñanza es tan esencial para nuestra vida cristiana que se convierte en el fundamento de toda la moral y ética cristiana. En este estudio exegético, analizaremos el texto en cinco puntos clave para entender la profundidad y relevancia de este mandamiento en nuestra vida cotidiana.
Punto 1: La Pregunta del Escriba
Marcos 12:28
«Acercándose uno de los escribas que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?»
Este escriba, impresionado por las respuestas de Jesús, se acerca con una pregunta sincera: ¿Cuál es el mandamiento más importante? Esta era una pregunta común entre los maestros de la Ley, ya que la tradición judía cuenta con 613 mandamientos. El escriba busca una respuesta clara y directa de Jesús para entender qué es lo más esencial para agradar a Dios. Este primer punto nos sitúa en el contexto de una búsqueda genuina de sabiduría.
Punto 2: Amar a Dios con Todo el Ser
Marcos 12:29-30
«Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.»
Jesús cita el Shema (Deuteronomio 6:4-5), la declaración de fe fundamental del pueblo de Israel. Este mandamiento llama a amar a Dios con todo el ser: corazón, alma, mente y fuerzas. No se trata de un amor superficial o parcial, sino de una devoción total que afecta cada aspecto de la vida. Este amor a Dios debe ser la prioridad absoluta en la vida del creyente, superando cualquier otro amor o lealtad. Es el fundamento sobre el cual se construyen todos los demás mandamientos.
Punto 3: Amar al Prójimo como a Uno Mismo
Marcos 12:31
«Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.»
Jesús no se detiene en el amor a Dios, sino que añade un segundo mandamiento, tomado de Levítico 19:18: amar al prójimo como a uno mismo. Este mandamiento es inseparable del primero, ya que el amor a Dios se expresa a través del amor a los demás. Jesús destaca que no hay un mandamiento mayor que estos dos, uniendo la relación vertical con Dios y la relación horizontal con los demás. Este amor al prójimo es un reflejo del amor que hemos recibido de Dios.
Punto 4: El Reconocimiento del Escriba
Marcos 12:32-33
«Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios.»
El escriba responde afirmando lo que Jesús ha dicho, reconociendo que amar a Dios y al prójimo es más importante que cualquier sacrificio o ritual religioso. Este es un punto crucial en el diálogo, ya que subraya que la verdadera devoción a Dios no se mide por las prácticas externas, sino por la calidad del amor que mostramos a Dios y a los demás. El escriba muestra una comprensión profunda de la enseñanza de Jesús, lo cual nos enseña que incluso en el cumplimiento de las leyes religiosas, el amor debe ser el principio rector.
Punto 5: La Respuesta de Jesús: «No Estás Lejos del Reino»
Marcos 12:34
«Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osó preguntarle.»
Jesús reconoce la sabiduría del escriba y le dice que no está lejos del reino de Dios. Aunque este escriba ha demostrado una comprensión profunda de la enseñanza de Jesús, hay una implicación en la respuesta de Jesús: entender los mandamientos es un paso importante, pero entrar en el reino de Dios requiere más que conocimiento. Necesita una relación personal con Dios a través de la fe. Este punto nos recuerda que no basta con saber lo correcto, sino que debemos vivirlo plenamente en nuestra relación con Dios y con los demás.
Conclusión
Este pasaje nos enseña que toda la Ley de Dios se resume en el amor: amor a Dios con todo nuestro ser y amor al prójimo como a nosotros mismos. Estas dos verdades son la base de la vida cristiana y deben guiar cada decisión y acción que tomamos. Jesús nos muestra que la verdadera espiritualidad no se trata solo de ritos y ceremonias, sino de un amor genuino que transforma nuestras vidas y relaciones.
Hoy, más que nunca, necesitamos redescubrir el poder del amor en nuestras vidas. ¿Estamos amando a Dios con todo nuestro ser? ¿Estamos reflejando ese amor en nuestras relaciones con los demás? Jesús nos llama a vivir una vida marcada por el amor, tanto en nuestra relación con Dios como en nuestra relación con nuestro prójimo. Este es el camino al reino de Dios. ¿Te atreves a caminarlo?
Preguntas para Reflexión :
- ¿Cómo puedes amar a Dios con todo tu corazón, mente, alma y fuerzas en tu vida diaria?
- ¿Qué significa para ti amar al prójimo como a ti mismo?
- ¿Cómo puedes demostrar el amor de Dios en tus relaciones con los demás?
- ¿Por qué crees que Jesús consideró estos mandamientos como los más importantes?
- ¿Cómo puedes acercarte más al reino de Dios a través del amor?
