Mateo 24:1-28

Introducción

Mateo 24:1-28 es parte del conocido discurso del Monte de los Olivos, donde Jesús habla proféticamente sobre la destrucción del templo, los signos de los últimos tiempos y el regreso del Hijo del Hombre. Este pasaje es fundamental para entender las enseñanzas de Jesús sobre el fin de los tiempos y cómo los creyentes deben prepararse para los eventos futuros. Jesús advierte a sus discípulos sobre las tribulaciones que vendrán y les da instrucciones claras sobre cómo deben mantenerse fieles y vigilantes.

1. La destrucción del templo
   Versículos 1-2: «Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.»
   Explicación: Jesús profetiza la destrucción del templo de Jerusalén, que ocurrió en el año 70 d.C. Este evento histórico no solo simboliza el juicio de Dios sobre Israel, sino que también marca el fin de una era y el comienzo de una nueva en la historia de la salvación, donde el enfoque ya no está en el templo físico, sino en Jesús mismo como el centro de la fe.

2. Las señales del fin
   Versículos 3-8: «Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.»
   Explicación: Jesús describe una serie de señales que precederán al fin de los tiempos: falsos cristos, guerras, desastres naturales, y crisis globales. Estas señales son solo el «principio de dolores», lo que indica que, aunque aterradoras, son solo el preludio de eventos más significativos. Jesús advierte a sus seguidores que no se dejen engañar ni se llenen de temor, sino que permanezcan vigilantes y confiados en Dios.

3. Persecución y apostasía
   Versículos 9-13: «Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos. Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.»
   Explicación: Jesús advierte sobre una gran persecución que caerá sobre sus seguidores, lo que resultará en traiciones, odio, y la aparición de falsos profetas que engañarán a muchos. En este contexto, el amor de muchos se enfriará debido al aumento de la maldad, pero Jesús promete que aquellos que perseveren en la fe hasta el final serán salvos. Esta enseñanza subraya la importancia de la perseverancia y la fidelidad en tiempos de tribulación.

4. La abominación desoladora
   Versículo 15-20: «Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo.»
   Explicación: Jesús se refiere a la «abominación desoladora» mencionada por el profeta Daniel, un evento que marca un momento de gran crisis y tribulación. Esta referencia puede apuntar tanto a eventos históricos como a futuros, y Jesús insta a sus seguidores a huir rápidamente cuando vean esta señal. La urgencia y el peligro de esta situación subrayan la gravedad de los tiempos finales y la necesidad de estar preparados espiritualmente.

5. Falsos cristos y la venida del Hijo del Hombre
   Versículos 21-28: «Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.»
   Explicación: Jesús describe una gran tribulación, sin precedentes en la historia humana, que será acortada por el bien de los escogidos. Advierte sobre la aparición de falsos cristos y profetas que engañarán a muchos con señales y prodigios. Jesús enfatiza que su venida será inconfundible, como un relámpago que cruza el cielo, y no se limitará a una aparición secreta o localizada. La mención del «cuerpo muerto» y las «águilas» simboliza el juicio inminente y la certeza de su cumplimiento.

Conclusión

El discurso de Jesús en Mateo 24:1-28 nos prepara para entender y enfrentar los eventos finales con una actitud de vigilancia y perseverancia. Nos llama a no dejarnos engañar por falsos profetas, a estar preparados para la tribulación, y a mantener nuestra fe en medio de la adversidad. Jesús nos asegura que, aunque los tiempos finales serán difíciles, su venida será evidente y traerá la culminación del plan de Dios.

Este pasaje nos llama a estar espiritualmente preparados y alertas, sin ser engañados ni paralizados por el miedo. Debemos fortalecer nuestra fe y nuestra relación con Dios, para que, cuando lleguen las tribulaciones, podamos perseverar y ser contados entre los fieles que esperan con esperanza la venida del Señor.