30 Días de Sanando el Corazón Latino – Día 4: Cuando la Fe parece no tener Sentido
Estudio por Pastor Daniel Praniuk
Introducción
Hay momentos en los que orar no cambia nada… al menos no de inmediato. Cuando la injusticia se prolonga, cuando el dolor se repite, cuando las puertas no se abren, muchos se preguntan: “¿Dios me escucha? ¿Vale la pena seguir creyendo?”
Esa tensión también es bíblica. Profetas, salmistas y apóstoles pasaron por temporadas donde la fe parecía ilógica. Pero en medio de ese silencio aparente, Dios seguía presente, formando algo más profundo que respuestas rápidas: un corazón perseverante, purificado, y maduro.
Punto 1: Dios permite (y acoge) preguntas honestas
“¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?” (Salmo 13:1)
“¿Hasta cuándo clamaré, y no oirás?” (Habacuc 1:2)
La Biblia no esconde la angustia de los que creen. Preguntar no es falta de fe; es traer tu dolor al lugar correcto. David, Habacuc, Job… todos llevaron su crisis a Dios. La fe auténtica no finge, se presenta herida… pero delante del Señor.
Aplicación: Escribe tu propio “¿Hasta cuándo…?” en oración. Nómbralo. No lo reprimas. Llévalo a Dios.
Punto 2: El silencio de Dios no significa ausencia de Dios
“Esto recordaré en mi corazón, por lo tanto esperaré: Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos… Bueno es Jehová a los que en él esperan.” (Lamentaciones 3:21-26)
El libro de Lamentaciones nace del dolor más profundo… pero aún ahí, el autor recuerda: Dios sigue siendo fiel. Muchas veces no vemos lo que Dios está formando en el proceso: carácter, humildad, dependencia, visión eterna.
Aplicación: Cuando no veas respuestas, recuerda lo que ya sabes de Dios: su fidelidad pasada es tu ancla presente.
Punto 3: Perseverar en la oración es parte del diseño del Reino
“Les refirió una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.” (Lucas 18:1-8)
“Sin fe es imposible agradar a Dios.” (Hebreos 11:6)
Jesús anticipó que habría motivos para rendirse. Por eso nos enseñó a insistir. No porque a Dios haya que convencerlo, sino porque la perseverancia en oración nos alinea, nos purifica, nos sostiene. La espera no es castigo, es formación.
Aplicación: Define una petición específica por la que orarás 30 días seguidos. No negocies con el cansancio: persiste.
Punto 4: Cuando no entiendes nada, mira la cruz (y la resurrección)
“El que no escatimó ni a su propio Hijo… ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32)
La cruz fue el mayor acto de injusticia de la historia… y Dios la usó para traer la mayor salvación. La fe madura interpreta el presente a la luz de la cruz, no la cruz a la luz del presente. Si Dios fue fiel allí, ¿por qué no lo sería ahora?
Aplicación: Cada vez que digas “no entiendo”, contesta con esta verdad: “Pero confío en el Dios de la cruz y la tumba vacía.”
Punto 5: Cuando no ves, camina por fe… sostenido por comunidad
“Porque por fe andamos, no por vista.” (2 Corintios 5:7)
“Para que vuestra fe… sea hallada en alabanza, gloria y honra.” (1 Pedro 1:7)
“Considerémonos unos a otros… no dejando de congregarnos.” (Hebreos 10:24-25)
En tiempos donde la fe parece no tener sentido, los hábitos y la comunidad te sostienen: la Palabra, la oración, la Iglesia, la adoración. No se trata de sentir siempre, sino de seguir caminando con quienes también esperan.
Aplicación: Decide no atravesar esta etapa solo. Busca a alguien con quien orar semanalmente y rinde cuentas de tu proceso.
Conclusión
La fe no siempre trae respuestas rápidas, pero siempre te trae a la Persona correcta. Dios no siempre te explica todo, pero promete caminar contigo en todo. La fe no es negar la realidad: es someterla a un Dios más grande que tu realidad.
Y cuando todo parezca no tener sentido, recuerda: Jesús sigue siendo suficiente.
1. Lee en voz alta Salmo 13 y conviértelo en tu oración.
2. Escribe tu propio “aunque” (Habacuc 3:17-19) y decláralo cada mañana:
“Aunque……., yo me alegraré en el Señor.”
3. Comprométete a orar perseverantemente por una petición durante 30 días.
4. Busca un hermano/a en la fe para compartir este proceso y rendir cuentas.
5. Vuelve a la cruz cada vez que dudes: allí Dios te demostró su amor definitivo.
Preguntas para Reflexión :
- 1. ¿Qué preguntas le he ocultado a Dios por miedo a parecer “débil” en la fe?
- 2. ¿Confundo el silencio de Dios con su ausencia? ¿Qué evidencia bíblica lo desmiente?
- 3. ¿Estoy perseverando en oración o abandonando por cansancio?
- 4. ¿Cómo cambia mi perspectiva cuando miro mi situación a la luz de la cruz y la resurrección?
- 5. ¿Con quién necesito caminar esta etapa para no cargar solo mi proceso?
